---- Capítulo 4 No sé cuánto tiempo había pasado cuando desperté, pero el fuerte olor a desinfectante fue lo primero que noté. Al abrirlos ojos, vi justo a Héctor sentado junto a la cama, observándome con preocupación. -4áéTe sientes mejor? éTienes algún dolor? - preguntó, ansioso. Lo miré sin mostrar emoción alguna, sintiendo cómo el asco se apoderaba de mí. -iFirmaste? Quiero el divorcio. Héctor pareció estar desconcertado. Suspiró profundo antes de responder: -FCarifio, por favor, no hagas esto. Piénsalo bien. iDe verdad quieres destruir nuestra familia por completo? Me reí con amargura y lo miré fijamente con mis ojos furiosos. Cada vez reconocia menos a ese hombre que tenía delante. -íáCrees que, si no hubieras estado metiéndote con otras mujeres, yo habría causado problemas? Ni siquiera puedes ser fiel, lo más básico en un matrimonio, y aun así te atreves a culparme a mí. Descarado. ---- Héctor no quería que le dijera la verdad, y dejó de fingir preocupación, para volver a mirarme con desprecio. - Pregúntale a cualquiera: équé hombre con dinero no tiene alguito fuera de casa? ;Pretendes que un hombre te dedique cada segundo de su vida? ;Dónde hay uno así? Después de una pausa, remató con dureza: - Además, si yo busqué a alguien más, éno es también tu culpa? Mira cómo te has puesto en estos afios. (Cómo esperas que alguien se sienta atraído por ti? Las duras palabras de Héctor me hicieron casi reír de incredulidad. Cuando lo conocí, yo era una mujer radiante, esbelta y siempre bien arreglada, incluso más atractiva que la estúpida Valeria. Pero después de casarnos, cuando Héctor fracasó en su primer negocio y quedó endeudado hasta el cuello, fue un periodo más oscuro para los dos. Durante esos afios, yo trabajé arduamente hasta en tres empleos al día. Cualquier trabajo que pudiera generar dinero, por duro o agotador que fuera, lo hacía sin quejarme. Poco a poco, ese esfuerzo me transformó en lo que él llamaba "una vieja descuidada". ---- Todo lo que hice por é| jamás me lo reconoció. Nunca mostró aprecio alguno, mucho menos, gratitud. Y, por el contrario, me pagó con un montón de insultos y manipulándome. Para ser honesta, ahora que puedo verlo sin ojos de enamorada, Héctor no era más que un miserable desagradecido. Llegados a este punto, ni siquiera veía necesario que mi hijo lo reconociera como padre. - Puedes acostarte con cuantas mujeres quieras. Lo único que me importa es que firmes este acuerdo de divorcio. Saqué nuevamente los papeles del divorcio y le ofrecí de inmediato un bolígrafo. Héctor, con tranquilidad, cruzó los brazos y suspiró, como si estuviera realmente preocupado. - éDe verdad crees que puedes vivir mejor sin mí? éQué hombre decente querría estar contigo? Tuve que contener las ganas de reír por lo absurdo de su comentario. - Héctor, éte has olvidado de cómo eras cuando te conocí? Cuando fracasaste y parecías un miserable perro callejero sin rumbo alguno, équién fue la que se sacrificó por ti? ---- Clavé mis ojos en los suyos, asegurándome de que mis palabras le Ilegaran. -Con mi inteligencia y mis contactos, sin ti, solo puedo brillar más. Y en cuanto a casarme de nuevo, ya tuve la mala suerte de equivocarme contigo en mi primer matrimonio. Para el segundo, cualquiera será ganancia. No pude ni imaginarme lo bien que me iría ahora si no fuera por Héctor. ÉI, por su parte, pensó que no podía vivir sin él. éiDe dónde diablos salió esa idea? Vi cómo se enojaba. La verdad lo incomodaba. Justo cuando iba a responder, la puerta de la habitación se abrió. Valeria entró con paso firme y se paró al lado de Héctor, presumiendo. - Amor, firma ya, por favor. Así podemos empezar de cero. Quiero darte un hijo -le suplicó. Los ojos de Héctor reflejaron un momento de duda. Evitó mirarla y se quedó en completo silencio. La escena me resultó algo ridícula. Miré Valeria y, de repente, empecé a reírme. ---- -êQué esperas, Valeria? iNo Ilevas ya demasiado tiempo siendo la amante? áNo quieres por fin estar donde te mereces? El rostro de Valeria se tensó de inmediato. Quiso matarme con su mirada. -éDe qué presumes, Natalia? Además de ser su esposa legalmente, équé más tienes? Este último afio, todos los días importantes los pasó conmigo. Incluso la noche en que diste a luz, él estuvo feliz en mi cama. Sentí la furia tomar control de mí. Sin pensarlo dos veces, tomé el vaso de agua caliente que estaba sobre la mesa y lo tiré a su cara. - iAhora resulta que ser amante es algo digno de presumir, perra! -iNatalia, icómo te atreves?! -gritó Valeria con miedo, Ilevándose las manos a la cara. Se me tiró encima, levantando la mano para golpearme, pero Héctor la detuvo. -iBasta! jSal de aquí ahora mismo! Valerialo miró con los ojos llenos de lágrimas. Su voz se quebró mientras murmuraba: ---- -Amor...