Capítulo 18: Joyce miró brevemente hacia la habitación del hospital, luego se acercó a Katrina y bajó la voz. —Mamá, presiona a Caiden para que corte todos los lazos con Daniela. Una vez que lo haga, la familia Harper estará a nuestro alcance. En privado, Joyce nunca se refería a Caiden como «papá». Su estrategia estaba clara: reclamar la riqueza de la familia Harper mientras Daniela estaba apartada, evitando así cualquier enredo futuro en caso de que regresara. Mientras controlara la fortuna de la familia Harper, la familia Bennett pasaría por alto sus modestos orígenes. Entonces, asegurar un matrimonio con Alexander estaría a su alcance. La sonrisa de Katrina tenía un toque de seguridad engreída. «No hay que preocuparse. Caiden está completamente en mis manos». El tema siguió siendo candente en Internet durante más de una semana. Al final, el Grupo Harper no tuvo más remedio que contratar a una empresa de relaciones públicas externa para que se ocupara de las consecuencias. Sin embargo, apenas una hora después, la controversia resurgió, esta vez consolidando su lugar en la opinión pública durante todo un mes. Alexander, abrumado y exhausto, cerró los ojos y preguntó al equipo de relaciones públicas: «¿Qué ha pasado esta vez?». Parecía que esos molestos trending topics simplemente se negaban a desaparecer. El personal de la empresa respondió con franca transparencia: «Sr. Bennett, antes fue un fallo técnico. Esta vez, alguien lo ha vuelto a poner deliberadamente». La frustración de Alexander estalló, su voz se hizo aguda cuando ladró: «¿Quién está detrás esta vez?». La respuesta fue clara y directa. «Mi jefe, Cedric Phillips». En consecuencia, las escandalosas revelaciones sobre cómo Caiden había expulsado a su propia hija por una mujer, y la aventura de Alexander con la hermanastra de su esposa, se extendieron por todo el país. En cuestión de días, las acciones de ambos grupos cayeron en picado hasta mínimos históricos. Llevadas a la desesperación, ambas familias buscaron a Daniela. Sin embargo, había desaparecido, borrada del mundo como si nunca hubiera formado parte de él. «¿Dónde diablos ha desaparecido?», bramó Caiden, con la voz cargada de rabia. El Grupo Harper había sufrido pérdidas catastróficas recientemente, como nunca antes. Tenía los ojos inyectados en sangre, un claro signo de sus noches de insomnio y su frustración hirviente. La situación era desesperada. Si las cosas no cambiaban pronto, podría no tener más remedio que declararse en quiebra. Joyce se acercó con cautela a Caiden e intentó calmarlo. —Papá, intenta mantener la calma. Daniela siempre ha sido testaruda. Ya lo sabes. El rostro de Caiden se sonrojó aún más. En un ataque de furia, le envió a Daniela un mensaje severo, advirtiéndole de que si no solucionaba el caos que había causado en Internet en un plazo de tres días, tomaría la drástica medida de repudiarla públicamente. Mientras tanto, Alexander había tomado cartas en el asunto y había contratado a un investigador privado para que localizara a Daniela. Sin embargo, después de dos semanas angustiosas, el investigador seguía sin dar señales de vida. Katrina acudió a un abogado. El mismo día, Harper Group hizo un anuncio explosivo que sacudió Internet. Caiden, en calidad de presidente, repudió oficialmente a Daniela.
