---- Capítulo7 Por culpa de las mentiras de Sira, Matthew siempre estuvo equivocado. Por eso me rompió el corazón en mil pedazos... y por eso me fui. -Magi se fue. Me abandonó. z Ahora estás contenta? -gritó Matthew desesperado, con sus manos casi ahorcando a Sira, Mi hermano y mi papá se apresuraron a separarlos para evitar una desgracia. En la habitación solo se oían los sollozos desconsolados de Sira. Los tres hombres guardaban un profundo silencio. Todos estaban Ilorando. Mostraban arrepentimiento y tristeza. Nadie sabía cuánto tiempo había pasado. De repente, mi hermano fue el primero en volver a hablar. Después de tanto Ilorar, su voz estaba ronca. -iMagi... estará bien? ;Todavia le dolerán las quemaduras en los brazos? Quiso mandarme un mensaje... pero se dio cuenta de que ni siquiera tenía mi número. -Matthew, ayer le di una cachetada a Magi... eseguirá hinchada su cara? ;Se habrá puesto algo de hielo...? Mi papá, con lágrimas, parecia haber envejecido aíios en solo unas horas. Desde que supo la verdad, no podía dejar de pensar en esa terrible noche, en lo desesperada y triste que yo estaba. El remordimiento lo devoraba por dentro. ---- -Magi se fue... no puedo encontrarla. La policía confirmó que salió del país... pero saber con exactitud a dónde fue tomará unas horas - dijo Matthew, cansado y con la voz ronca. -Magi... mi hija... -lloró mi papá a gritos. -Perdóname por todo el dafio que te hice durante tantos aios... Mi hermano también Iloraba en absoluto silencio. Solo Sira seguía cabizbaja y con la cara Ilena de odio. No pensaba que yo usaría esas pruebas para desenmascararla. Se arrepentia... de no haberme asesinado esa noche del incendio, pero ya era tarde. Al siguiente día, al amanecer, Ilegaron los policias. Confirmaron que yo había abordado un vuelo especial hacia el Instituto de Investigación del Norte de Europa, una línea reservada solo para personal científico. Allá, no podrían molestarme. Cuando Ilegué al instituto, al ver que estaba embarazada, los miembros del proyecto decidieron no asignarme trabajo de laboratorio. Me encargaron sencillas tareas de organización de datos, mientras me cuidaba. Así pasaron dos o quizás tres meses. En ese tiempo, Matthew y los demás, desesperados, trataron por todos los medios de encontrarme, pero como el proyecto era de absoluta seguridad nacional, sin mi autorización nadie podía contactarme. No fue sino hasta después del parto que supe, por una amiga, que ---- Matthew había perdido la cabeza tratando de buscarme, vigilando a todos mis conocidos día y noche por si encontraba una pista. Pero yo no sentí ni una pizca de tristeza por él. Tal vez Matthew sí me ama, pero el solo hecho de que me haya usado para ayudar a Sira hacía que ese amor dejara de ser puro. Ahora lo que lo impulsaba a buscarme como loco era la culpa, no el amor, pero el daão que me hizo... era irreparable. Desde que me fui de su vida, y de la casa de mi papá y mi hermano, me prometí que iba a vivir bien por mi cuenta. Que me amaría a mí misma, sin esperar el cariõo de los demás. Y así pasé tres largos afios trabajando en el instítuto. Un dia, en el tercer afio, mi hijo entró corriendo a mi oficina con un pastelito en la mano. -Mamá, vino un sefior. Dice que es mi papá... Sus ojitos azules brillaban con ternura. -También me dio pastel -dijo con una sonrisa encantadora Reí mientras le acariciaba la carita. ;Cómo podría estar Matthew en el Instituto de Investigación del Norte de Europa? Los que entraban aqui debían tener formación en biociencia y pasar un riguroso proceso de selección. Matthew era simplemente un hombre de negocios, pero, de pronto, al abrir la puerta... Ahí estaba él Me quedé paralizada. ---- Era él, en serio. -Magi, sé que no quieres verme, no importa. Solo vine a saludarte. Soy el nuevo investigador, Matthew. Vivo en la habitación de al lado. Espero que nos Ilevemos bien Dicho eso, se dio la vuelta sin mirar atrás y se fue. Después, mi tutor me explicó que Matthew, al no poder contactarme enttres afios, decidió estudiar biociencias, obtener una certificación, y con esfuerzo demostrar que tenía la capacidad de hacer investigación científica. Superó con honores todas las pruebas y fue aceptado. Decir que no sentí nada por él sería mentir. Pero... no sabía si podía perdonar lo que me hizo. AAsí que decidí dejar el perdón en manos del tiempo. Con el paso de los días, mi hijo se fue encarifiando cada vez más con Matthew. Y yo, poco a poco, también fui aceptándolo otra vez enmivida. Cuando nuestro hijo cumplió siete aõos, volvimos a estar juntos. Las tremendas heridas del pasado, al fin, se curaron con el paso del tiempo. Y lo que tenía por delante... era una vida feliz, juntos en familia,