---- Capítulo 1 Después de que Carlos, mi Alfa, murió luchando contra esos lobos forasteros, el antiguo Alfa, Marco, temia que me llevara a Felipe, su único heredero Alfa, y abandonara la Manada Arroyo Piedra, o, peor aún, que fuera marcada por otro Alfa. Sin embargo, rechacé cada pretendiente que mi madre trató de conseguirme, ahuyenté a cualquier macho que se acercara demasiado, y seguí tranquilizando tanto a Marco como a su compatiera, diciêndoles que el linaje de Carlos se mantendría puro. Iba a honrar mi vínculo de compatieros con Carlos, para siempre. Habían pasado cinco afios sin los cálidos abrazos de Carlos, sin su voz profunda susurrando en mi oído. Apreté los dientes durante tantas noches frias donde Felipe era mi único consuelo. Pero, entonces, en la ceremonia de Luna de Sangre que marcaba el quinto aniversario desde el «sacrificio» de Carlos, escuché a Marco rugiêndole a «Románo». -iCarlos! iLobo egoísta y ciego! j.Cuánto tiempo más vas a mantener esta farsa?! «iLe dijo Carlos?» Se me heló la sangre. Una voz calmada y familiar me Ilegó desde el interior de la guarida; era Román, el hermano gemelo de Carlos. ---- -Padre, sabes que no tuve opción. -iCarlos! |Román era quien estaba maldito por la Diosa Luna desde cachorro, e| enfermizo! ;|Román fue quien murió despedazado en el Acantilado de la Luna de Sangre! jiPor qué fingiste tu muerte y tomaste su lugar?! ciFingir su muertel? Me quedé paralizada, con mis garras clavándose en las palmas. Entonces, el hombre que me habia abrazado cada noche, el hombre que ahora usaba el nombre de Román, habló: -Padre, Alicia ya estaba esperando el hijo de Román y es tan delicada; zcómo podría soportar perder a su compatiero? En cuanto à Elena, le di un hijo fuerte, algo que le diera una posición en la manada, eso es suficiente. Desde el día que Román cayó, decidí tomar su lugar para proteger a Alicia y a su hija. Que el nombre de Carlos quede enterrado para siempre en el Acantilado de la Luna de Sangre. No pude seguir escuchando, me palpitaba la cabeza. Entonces, no habia sido mi Carlos quien había muerto, sino Román. Y el Alfa que se suponía que compartiria la luz de luna conmigo, eligió desaparecer de nuestras vidas para proteger a otra hembra y a su cachorra. Las lágrimas corrían por mi rostro. Carlos habia sido mi salvador; cuando unos forasteros me emboscaron, casi me arrastraron y arruinaron mi reputación, é| se interpuso frente a toda la manada, me puso bajo su protección y prometió cuidarme de por vida. Su aroma solia ser mi refugio más seguro, nuestro apareamiento ---- fue apasionado, intenso. Nunca dejó que ningún otro macho me mirara dos veces y cada luna Ilena juntos era preciosa. Todos decíian que el amor de Carlos haría que todas las demás lobas sintieran envidia, por eso había estado tan decidida a mantener vivo nuestro vínculo de apareamiento después de que «habia muerto». Fui una idiota. Carlos era el Alfa más fuerte que la Manada Arroyo Piedra había visto en un siglo, tan Ileno de energía que ni siquiera se resfriaba. ; Cómo podrían unos cuantos forasteros derribarlo tan fácilmente? Todo fue una mentira cuidadosamente elaborada. Habia interpretado el papel de «tio» durante cinco aios, todo para proteger àa su luz de luna: una que no era la mia Entonces, ; qué pasaba con Felipe y conmigo? ;Solo éramos peones que podía descartar en su gran plan como Alfa? Me mordí el brazo con fuerza, antes de alejarme, a duras penas, tambaleándome.