---- Capítuloi Mi hermano Alejandro me odiaba tanto que hasta deseaba mi muerte. - éAcaso no soy tu hermana? - pregunté, entre lágrimas. -Para mí, no existe tal hermana -respondió con su habitual sarcasmo. Pero el destino tenía otro plan para mí esa noche. Un vehículo apareció de la nada, y me arrebato la vida en un instante. E irónicamente, fue Alejandro quien perdió la cordura ante mi repentina partida. Así fue cómo perdí la vida y con esta se fueron mis tempranos pesares. Lucía Gómez murió a sus radiantes dieciocho afios. Un dolor intenso me invadió por un instante al momento en el que el automóvil me atropelló, pero agradecí que fuera rápido y sin tanto ---- sufrimiento. Pero, para mi pesar, el que era mi bello cuerpo quedó vuelto nada. Mientras mi alma flotaba, observé cómo los transeúntes sacudían la cabeza con mucho pesar al verme, y seguí mi cadáver hasta el hospital, donde tras un rápido examen, me llevaron a la morgue. El médico revisó mi ropa desgastada buscando algo con lo que pudiera identificarme, sin éxito alguno. - Qué pena -murmuró--. Una joven tan bonita... También parece que era menor de edad. jQué dolor para su familia cuando lo sepan! Mi cartera, la cual contenía adentro un documento y un celular, me había sido robada por un hombre en la calle, luego de que huyera, tras pelearme con Alejandro. Y se había Ilevado algo más, pero no podía recordar qué. La enfermera, quien limpiaba con mucho cuidado la sangre de mi cuerpo, derramó algunas lágrimas de pesar, mientras yo me preguntaba cuánto se alegraría Alejandro al enterarse. iCuánto tardaría en ir a reclamar mi cadáver?