---- Capítulo15 - êNo tienes vergiienza alguna Lucía? -me gritó Alejandro- . éTan urgida andas por acostarte con quien primero se te cruce? Se me subió de inmediato la sangre a la cabeza y vi todo rojo. Le metí una sonora y bien merecida cachetada con todas mis fuerzas. Alejandro se quedó , conla mejilla bien marcada. Era la primera y última vez que me le ponía al brinco. Ya quería largarme de esa maldita casa para siempre. - Alejandro, esta es la última vez que te trato como mi hermano -Tla solté - . Me criaste 18 afios y fueron 18 afios de mucho sufrimiento. No te mereces ser mi hermano. Alejandro frunció el cefio y apretó los labios, como un león tratando de controlar su furia. En un segundo, su cara se transformó y me agarró de los hombros, zarandeándome de un lado al otro. - Lucía, te volviste loca de remate -me gritó- . Cuando te arrepientas, ni creas que te voy a perdonar o dejar entrar de nuevo a mi casa. Me reí con sarcasmo en su cara. ---- - Mejor así -le respondí-. Es lo más inteligente que he hecho en 18 afios. Salí corriendo despavorida de la casa entre los gritos furiosos de Alejandro. Iba rumbo a la delegación a buscar a IKker, pero en el camint Me encontré con un tipo tan parecido. Un recuerdo horrible cayo a mi como un rayo. Era un violador recién salido del bote. Me tapó los ojos y me arrastró apresurado a un callejón oscuro. Ni chance tuve de gritar por ayuda. En la oscuridad no le vi la cara. Me quitó todo lo de valor que tenía, incluido lo más preciado que tenía. Mi primera vez, que quería darle a Iker. - Por favor, déjame ir -le supliqué entre dolorosos sollozos. Su única respuesta fue arrancarme la ropa a jalones. Sacudí la cabeza tratando de borrar todos esos recuerdos tan horribles. Un miedo repentino me recorrió de pies a cabeza. Temblaba sin control, hasta muerta me daba pánico recordarlo. Aunque odiaba muchísimo a Alejandro, volteé hacia la casa. El callejón donde me atacaron estaba cerquita. Si Alejandro hubiera salido en ese momento, me habría ---- encontrado. Me habría salvado. Pero no lo hizo. Igual que aquella vez. Cerré los ojos desesperada, Ilorando a mares. Después de que hicieronlos que se le vino en gana con mi cuerpo y mi alma, caminé como zombi hacia la calle. Pero sin prestar atención, un carro que iba volado me arrolló.