---- Capítulo 5 A David se le nubló la vista. Cayó de rodillas al suelo. Murmuraba sin cesar: -No puede ser... no, no puede ser.. El celular se le resbaló de la mano, estrellándose contra el piso. La pantalla se rompió en mil líneas. -eDavid? ;Qué pasó? iLevántate ya! Mi madre intentó ayudarlo a ponerse de pie, pero é| apenas pudo decirlo, como si cada palabra le arrancara el alma: -La policia... Ilamaron... dijeron que Evina está muerta. Ella explotó. Lo empujó con fuerza, gritándole como una fiera herida: -ié Qué estupideces estás diciendo?! j;Cómo va a estar muerta Evina?! -Evina... murió. Mi familia, al borde del colapso, subió al coche sin pensarlo. A toda velocidad, se lanzaron rumbo a la comisaria. En el camino, todos repetían una y otra vez, como rezando: -Tiene que ser un error... por favor, que sea un error... Bajo la sábana blanca, asomaba una mecha de cabello dorado. Las manos de David temblaban. Los ojos, inyectados en sangre. Con torpeza, levantó la tela. ---- Mi cuerpo, putrefacto, deshecho.Lo que vio los dejó sin aire. -Evina... no le hagas esto a mamá, por favor. -Fue mi culpa, mi hijita... perdóname. iDespierta, mi amor, despierta! El llanto de mis padres inundaba la fria morgue. Gritaban. Suplicaban. Ahora sí, por fin, les dolía mi ausencia. Pero ya era tarde. David, sin fuerzas, se dejó caer a mi lado. Las lágrimas brotaban sin freno. Quiso tomar mi mano, pero no quedaba carne. Solo hueso, piel desgarrada. Llorando como un nifio, comenzó a arrancarse el cabello. Luego se abofeteaba una y otra vez, con una furia que venía del fondo de su culpa. Laura, lejos de todo, se mantenía en un rincón como si el aire estuviera envenenado. Finalmente, se escapó al baio a vomitar. Cuando volvió y vio a los tres aún Ilorando, hizo una mueca, frunció el ceãio, y entre pucheros, pataleó: -David... tengo miedo. iVámonos ya! Este lugar está maldito. No le hace bien al bebé... -Si tienes miedo, espérame afuera. -iNo! iTú te vas conmigo! David, al borde del colapso, hizo un esfuerzo por no gritarle. Intentó calmarla, decirle que esperara afuera un momento. Pero Laura, ---- soberbia y altanera, no paraba de hablar. Una tras otra, sus palabras eran veneno. Insultos, quejas... incluso muerta, yo seguia estorbando en su mundo. -iSi no quieres estar aquí, vete! jEs tu hermana! j;Cómo puedes ser tan fria?! Y esta vez... nadie la defendió. David, roto, perdió el control y le gritó con los ojos al rojo vivo. Mis padres no la frenaron. Seguían Ilorando junto a mí, sin fuerza para proteger a esa hija malcriada que ahora se les caía del pedestal Laura, sorprendida por primera vez en su vida, se quedó paralizada. Miró a todos con ojos de víctima, se agarró el pecho como si estuviera sufriendo un ataque... pero nadie corrió a atenderla. Ya no era el centro de nada. -La víctima tenía las manos atadas por detrás. Presenta decenas de cortes por todo el cuerpo. Murió desangrada. z Alguien sabe quién hizo esto? -Oficial... fui yo. En la sala de interrogatorios, mi madre habló entre lágrimas. Contó cómo, antes del supuesto rito, había atado mis brazos para cumplir uno de los "deseos" de Laura. Temían que yo escapara, así que me obligaron a beber un líquido que supuestamente bloqueaba mis vínculos, entregado por una supuesta bruja. Luego, me lanzaron al pozo de la mina La policía escuchaba en silencio. Boquiabiertos. Como si lo que ---- oían no pudiera ser real. -Fui yo quien la ató. Yo, su madre. Yo, la que prefirió a una hija sobre la otra. Fui yo quien no le dejó ni una oportunidad de defenderse... iYo la dejé morir sola en ese lugar espantoso! jFue mi culpa! ;Toda míia! jSoy cómplice de asesinato! La voz de mi madre se rompía con cada palabra. Se golpeaba la cabeza con los puíios. Gritaba que ojalá hubiera muerto ella. Desde afuera, se oyó un alarido: -iLaura, maldita perra! jAsesina! jTe juro que vas a pagar por lo que le hiciste a Evina! Era Lucía. Los agentes la habían Ilamado para declarar. Irrumpió en la oficina, sefialando sin dudar. -iMiírenla bien! jElla es la autora intelectual! jLa cómplice! jLa verdadera asesina!