Capítulo 40: Al mencionar a Ryan, Belinda arqueó una ceja con curiosidad. «¿De qué se trata, Sr. Adams?», preguntó directamente. «Esperaba tener el placer de su compañía para una comida, Sra. Thomas», respondió Ryan con amabilidad. Una sonrisa cómplice se dibujó en el rostro de Belinda. —Suena encantador. Esta noche estoy libre. —Podemos cenar juntos entonces. La voz de Ryan se iluminó al responder: —Perfecto, esta noche. Confirmaré el lugar en breve. —Suena bien —respondió Belinda, y colgó. Un destello astuto brilló en sus ojos cuando dejó el teléfono. Belinda contempló la posibilidad de usar su posición como ahijada de la familia Thomas para descubrir algunas verdades ocultas de Ryan. Justo cuando estaba a punto de guardar el teléfono, volvió a sonar. Al ver el identificador de llamadas, Belinda levantó una ceja. Rápidamente respondió: «¿Hola?». Se oyó una voz suave y femenina. «Belinda, han pasado días desde tu regreso. No he sabido nada de ti en tres años. ¿Vamos a seguir siendo desconocidas, aunque seamos hermanas?». Era su hermana, Kylee. Los labios de Belinda se crisparon levemente, su expresión era indescifrable. «He estado muy ocupada últimamente», respondió con tono distante. «Lo entiendo, pero quedemos más tarde», respondió Kylee. Tras una breve pausa, añadió: «¿Qué tal si almorzamos hoy? Es hora de ponernos al día». «Claro», respondió Belinda rápidamente. «Quedamos en el restaurante Happer. Siempre te ha encantado su cocina», sugirió Kylee. «Vale», respondió Belinda. «Nos vemos al mediodía en el restaurante Happer», dijo Kylee antes de que la llamada terminara. Belinda exhaló profundamente, sabiendo que tenía preguntas urgentes que finalmente podrían ser abordadas pronto. En el restaurante Happer, Belinda entró en la sala privada reservada y encontró a Kylee allí. Kylee se levantó con una sonrisa radiante y se acercó rápidamente a Belinda. Mirando a Belinda, Kylee exclamó: «Belinda, ¡ahora estás impresionante! Casi me da envidia. Ven y siéntate». Le tendió la mano a Belinda. Sin embargo, Belinda retiró bruscamente su mano, ignorando la expresión de sorpresa de Kylee, y se dirigió a la mesa. La sonrisa de Kylee se desvaneció al mirar su mano vacía. Se acercó y se sentó junto a Belinda, con los ojos reflejando confusión y dolor. «Belinda, ¿por qué esta frialdad repentina hacia mí? ¿Qué ha pasado? ¿Recuerdas lo unidas que estábamos antes?». Al oír las palabras de Kylee, Belinda no pudo evitar soltar una fría risa interior. En su día había creído que Kylee era una hermana genuinamente cariñosa.
