Capítulo 9: La multitud cercana se inclinó, con el interés despertado. El médico de familia respondió en voz baja: «Está realizando una pericardiocentesis. Este hombre ha acumulado líquido alrededor del corazón, y este procedimiento está destinado a drenarlo para aliviar su malestar». «Ya veo», se oyó murmurar en respuesta. Mientras el tiempo parecía detenerse, todos los ojos se fijaron en Belinda. Después de un rato, finalmente le quitó la jeringa a Jordy. El alivio se apoderó de la multitud cuando el color comenzó a regresar al rostro de Jordy, aunque sus respiraciones seguían siendo superficiales. Poco después, llegaron los profesionales médicos y rápidamente transportaron a Jordy al hospital. Darren extendió una mano para ayudar a Belinda a levantarse de su posición arrodillada. Después de la intensa concentración requerida para el procedimiento, Belinda sintió un ligero entumecimiento en las piernas al ponerse de pie. «¡Belinie!», gritó una voz. Santino Thomas se acercó con una cálida sonrisa. «Belinie» era un apodo especial que le habían puesto a Belinda Santino y su esposa, Mollie Thomas, para simbolizar sus esperanzas de que Belinda abrazara un nuevo capítulo en su vida. Un invitado preguntó con curiosidad: «Sr. Thomas, ¿esta joven excepcional es su ahijada?». Santino miró a Belinda con una sonrisa cálida y afectuosa antes de dirigirse a los invitados y decir: «¡Así es! Es la ahijada de Mollie y mía». Siguió un coro de admiración. «¡Qué suerte que Belinie haya venido hoy!». «Es tan joven, y ya está a punto de unirse al prestigioso Departamento de Cirugía Cardíaca del Hospital General de Grand Plains. ¡Es realmente extraordinaria!». Mientras los elogios fluían libremente hacia ella, Belinda mantuvo su aplomo, sin inmutarse por las palabras halagadoras. Una vez que el banquete comenzó oficialmente, Belinda y Darren lideraron el baile de apertura. Su baile incluía pasos y toques cercanos, que, para el público, parecían íntimos. Todos creían que Belinda y Darren hacían buena pareja. Lucas, sentado con las piernas cruzadas y la mano golpeando suavemente su muslo, los observaba. Su expresión era neutral, pero aquellos que lo conocían podían sentir la tormenta bajo su fachada tranquila. A la mañana siguiente, en el juzgado, Lucas y Belinda llegaron a tiempo. Cuando Belinda vio a Lucas, pasó junto a él sin decir palabra y entró en el edificio. Lucas observó su grácil figura, con los ojos ligeramente entrecerrados.
