---- Capítulo 10 Tenía las ojeras hinchadas como bolsas moradas. La barba crecida, sucia, le cubria la mitad del rostro. Vestía ropa arrugada, manchada, como un vagabundo que había perdido todo. El Alfa arrogante de antaío... parecía ahora un lobo callejero. /Apenas lo reconocí. Sin decir una palabra, giré sobre mis talones y comencé a bajar del escenario. Pero Diego no lo permitió. Le arrebató el micrófono al bailarín principal y, frente a miles de personas, gritó con desesperación: -ilsabel, te amo! -iEstaba envenenado con acónito, pero ya desperté! -iDame una oportunidad de redimirme! -iMil veces te lo digo: te amo, te amo, te amo! Pero no hubo aplausos. Ningún suspiro. Solo silencio. El bailarín se acercó a mí y, con voz baja, preguntó: -éQuién es ese? ---- -Un desconocido -respondí con frialdad. Mi hermano y los guardias de seguridad subieron al escenario de inmediato. Le quitaron el micrófono a la fuerza. Pero é! no se detuvo. -iYa me deshice de Valentina y de ese maldito bebé! -igAhora me crees que te amo de verdad?! -iSi no estás conmigo, me mato! Una ráfaga. Un golpe. Javier le dio un pufetazo en la cara. -ijEntonces adelante! jHazlo! -escupió mi hermano. Los guardias lo sacaron del teatro como a un saco de papas podrido. Ese lobo tambaleante y derrotado, una vez juró conquistar el sur. m Crei que no lo volveria a ver. Pero apareció frente a mi casa. Todos los días En silencio. Esperando. ---- Siempre bajo la mirada atenta de los guardianes de la Manada Azul Sereno. Un dia Ilovió como nunca. Y él no se fue. Se quedó ahí. Empapado. Temblando. Hasta que cayó al suelo como un trapo. Fiebre. Delirio. Lo Ilevaron al hospital Me llamaron porque nadie sabía qué hacer con él. Fui. Y en cuanto me vio entrar, me miró como si viera a la Diosa de la Luna en persona. -Isabel... mi diosa... -Sabia que no podías verme sufrir. -Perderte me hizo entender que tú eres mi destino. Mi Luna. Mi todo. -iNo decías que si yo no soltaba tu mano, tú jamás soltarías la mia? Yo no recordaba haber dicho eso. ---- Lo miré con la compasión que uno tiene por alguien que fue importante... y ya nolo es. -bDiego, tuviste tu oportunidad. -Se perdió cuando nuestro segundo hijo murió y tú no apareciste. Se quedó en blanco. Confundido. Intentando recordar si aquello habia pasado.. Y cuándo. Yo me levanté para irme, Entonces se arrancó el suero del brazo y me siguió hasta el pasiíllo. Otra vez. Un hospital. Gente pasando. Murmulios. Y él de rodillas. Con manos temblorosas, sacó del abrigo la cadena lunar ancestral. La misma. -Flora... por favor... sé mi Luna. Esa escena... La había sofiado mil veces. ---- Y ahora estaba ahí. Frente a mí Pero no habia cámaras. Ni multitudes. Nadie se detuvo. Todos siguieron caminando. Yo levanté el vestido con cuidado, temiendo que el dobladillo tocara su cuerpo sucio y enfermo. Lo rodeé. No le dije nada. Detrás de mí, empezó a Ilorar. Fuerte. Desesperado. Pero yo no volví la vista atrás. Lo último que supe fue que su Beta lo recogió y lo Ilevó de vuelta a su manada. Después, supe que habia muerto. En batalla. Enel sur. Murió donde siempre quiso triunfar. ---- En su gloria vacia. Yo sonreí apenas. Y volví a enfocarme en la nueva coreografía que estaba montando para el grupo. Tenía música. Tenía luz. Tenía danza Tenía una vida. Y porfin, ya no tenía a Diego Mendoza.