Capítulo 10: ???? ???? ???? ???? ???? Ahora Ángela sentía que Drake era realmente como su profesor. Le pidió que le entregara un plan. ¿De verdad? ¿Era una niña? Estaba planeando vengarse, hacer que todas las personas que intentaron matarla se fueran al infierno. Pero no podía decirle eso a Drake. Ella sabía que Drake sólo quería su plan de carrera o alguna mierda por el estilo. Bueno, olvídalo. Ella pensaría en ello más tarde. Antes de irse, Aiken le dio una tarjeta. Era una nueva tarjeta de débito negra y brillante. «¿Qué es esto?» «Es tu dinero de bolsillo», respondió Aiken. Luego pidió a una de las secretarias que la llevara de compras. Ángela quiso negarse, ¡No había nada malo en su ropa! Pero Aiken continuó: «El Señor Drake dijo que usted es miembro de la Familia Thorne. No puedes avergonzar a los Thorne fuera». La secretaria llevó a Angelo a una tienda de ropa de lujo. Sorprendentemente, era una marca que Ángela ya disfrutaba. De acuerdo con la estatura y la figura de Angelo, la secretaria seleccionó dos elegantes trajes para él. Luego le entregó a Angelo una exquisita caja de su bolso de marca. «Joven amo Angelo, éste es un reloj de pulsera de edición limitada, uno de los de las colecciones del Señor Drake. Me pidió que se lo regalara». Ángela miró la caja confundida. No era tonta: sabía lo rostro que era la marca, ¡Y Drake quería regalarle uno! ¿Pero por qué? Abrió la caja con cuidado, sacó el reloj y se lo puso. Se ajustaba perfectamente a su muñeca como si estuviera hecho para ella. ‘Qué raro’, pensó Ángela. ¿Cómo sabía Drake el tamaño de su muñeca? La fiesta se celebró en una villa que Daisy siempre prefería alquilar. Le gustaba ir a por todas en sus fiestas en casa, desde la comida hasta la decoración, pasando por el DJ en directo. ¡Llevaba un mes preparándose para esto! «Daisy, he oído que has invitado a ese chico… ¿Angelo? ¿En serio quieres degradarte siendo vista con él?» «¡No digas eso de él! ¡Es un chico dulce y cariñoso!» «¿Sabes que Thorne lo trata como basura? No vale nada, ¿Y aun así eliges perder el tiempo con él?» Al oír eso, Daisy frunció el ceño: «Angelo no es la clase de persona que tú crees. No puedes intimidar a alguien sólo por sus circunstancias. Si tienes algún problema, puedes marcharte», replicó Daisy con enfado. Estaba cansada de que sus amigas la regañaran por Angelo. Para Daisy, Angelo era uno de sus mejores amigos. La relación entre ellos no era lo que los demás pensaban. Al darse la vuelta, Daisy se quedó confusa al ver que alguien entraba por la puerta. Llevaba un elegante traje negro a juego con unos zapatos caros. Se peinó el cabello corto con gomina, se puso ligeramente una base de maquillaje beige, acentuando sus ojos. Aún consideraba que su aspecto era el de un chico joven, todo el mundo lo sabía. «¡Cielos! ¿Quién es?», Daisy podía oír cómo sus amigas se volvían locas. «¡Sí! ¡Tan se%y!» «¡Espera! ¿Ese es Angelo?» El joven de la puerta tenía el cabello corto en un corte pixie que le sentaba de maravilla para levantarse. Su rostro desprendía un espíritu elevado y enérgico. En lugar del joven tímido y apocado, Angelo estaba de pie con los ojos brillantes y el rostro resplandeciente, completamente distinto al de antes. Angelo se acercó a Daisy y le entregó una caja: «¡Aquí tienes un regalo!». Daisy se quedó boquiabierta. Cuando abrió la caja, todas sus amigas se reunieron a su alrededor. «¡Cielos, Daisy! ¿Es ésta la pulsera C de edición limitada?». Muchas miraron a Angelo, bueno, a Ángela, sorprendidas.
