---- Capítulo10 Cuando desperté, tanto Saúl como Mónica habían desaparecido. Él me prometió antes de irse: -Patri, espérame. Te voy a dar una explicación. No me olvides, la verdad no es como ella te dijo. Pero, la verdad ya no me importaría más. Saúl desapareció durante tres días. Y el bebé, naturalmente, no lograron mantenerlo. No me puse triste ni enojada por esto, simplemente acepté con tristeza la realidad. Hugo intentó decirme algo varias veces, pero siempre lo detenía. Me habia costado tanto calmarme y no queria escuchar un nombre que solo me traía molestias. Sin otra opción, decidió cambiar de tema y empezó a hablarme sobre el sanatorio al que iría en el extranjero: -EI lugar es hermoso y la comida es deliciosa. Los doctores te revisarán todos los días, y cada tres meses organizarán un viaje. Podré Ilevarte a recorrer toda Europa si quieres. Le sonreí: -Me da igual, olvidaré todo después de esos viajes. Al terminar las palabras, me di cuenta de mi actitud tan pasiva Rápidamente afadí una frase para consolar a Hugo: -Pero mientras esté contigo, me sentiré feliz. Hugo me miró con una expresión extrafia y, tras unos segundos, me respondió con una sonrisa forzada: ---- -Bueno, al menos aún recuerdas cómo consolarme. . No es así? Hice como si estuviera muy interesada: -jY quiero salir a dar un paseo ahora! -Aún no puedes. Acabas de perder al bebé, por lo tanto, no puedes caminar.. -éPor qué no usamos una silla de ruedas? Habia estado en el hospital casi dos semanas completas. Me estaba volviendo loca por el aburrimiento. Al final, no pudo rechazarme y finalmente aceptó mis peticiones. Me gusta mucho el mar. Cuando estudiaba, solía pasear por la playa. Ahora, Hugo me empujaba por la orilla y me compró un bonito globo. Dicen que, si uno escribe un deseo en un globo y lo deja volar, los dioses del cielo verán el globo y le ayudarán a cumplir el deseo. Saqué apresurado un bolígrafo de mi bolsillo y empecé a escribir mis deseos con seriedad. Hugo quiso verlos, pero yo los tapé. -Qué deseo tan misterioso. Déjame adivinarlo. jHmm...! gQuieres recuperarte pronto? -sonrió Hugo. Lo negué: -Eso no es un deseo, es una ilusión. Al escucharme, se quedó en silencio y vi que sus ojos se Ilenaban de lágrimas. -Hugo, pronto iremos al extranjero, ;verdad? Dicen que es una ciudad muy bonita y hay cantidad de universidades prestigiosas. é ---- Tal vez pueda hacer una maestria? Siempre quise ser doctora -le dije tratando de enterrar un poco la tristeza en mi pecho. Lo confirmó y me sonrió: -Claro. Me encargaré de eso. Solté una risa que sonaba muy alegre: -iClaro que no! Eres un doctor con un futuro brillante. No voy a permitir que lo pierdas simplemente por mi culpa. -Patricia, no digas tonterías... -ijAh! Hugo, mira. jEl globo se fue volando! -lo interrumpí en ese momento sonriendo. Miré al globo alejarse con algo de tristeza. Qué lástima, aún no había terminado de escribir mis deseos. Hugo acaríció mi cabello con ternura, entendió en ese instante lo que necesitaba sin que yo dijera nada. Volvió a comprarme otro globo y sonreí sinceramente al verlo. «Hugo, pedí tres deseos. Que haya paz en el mundo y que no haya más guerras. Que ya no haya más enfermedades y que todo el mundo sea feliz y saludable. Y, por último, que tú, mi mejor amigo, consigas de manera definitiva la vida que tanto deseas, en vez de quedarte atrapado por mi culpa.» Miré embelesada hacia el infinito del mar, sintiéndome increiblemente en paz. «Hugo, me iré sola. No me eches de menos, i de acuerdo?»
