---- Cada palabra fue como un golpe directo a mi coraz6n. Alba grufié dentro de mi, luchando entre el instinto protector y el dolor materno. ~Yo solo quiero... empecé a decirle. -iTe odio! -grité Oscar, interrumpiéndome, con su pequefio cuerpo temblando--. jOjalaé no fueras mi mama! jOjalé Raquel fuera mi mamél! jElla me dejaria comer lo que yo quiera! Sus palabras me helaron la sangre. ¢Mi hijo de cinco afios me odiaba? Todo porque intentaba protegerlo? Raquel se arrodillé junto a Oscar, abrazandolo con ternura. -Shhh, angelito. No digas cosas asi. Tu mama te quiere mucho -le dijo con voz suave, pero sus ojos se encontraron con los mios por encima de la cabeza de Oscar, destilando un brillo triunfal, antes de incorporarse, con Oscar atin aferrado a ella, murmurando-. Creo que .. Quizas deberia irme. No queria causar tanto alboroto en tu dia especial, precioso. Volvié a acariciar su cabello, y é! presioné su carita contra su cuello, llorando desconsoladamente. -iNo te vayas! -le suplicd, su voz amortiguada contra el vestido de disefiadora de Raquel-. jPor favor, quédate! -Lo siento mucho -dijo Raquel, fingiendo estar emocionada-. Me siento terrible por toda esta situacion. Solo queria que tu cumpleajios fuera especial. -Se desprendié cuidadosamente de Oscar y se alis6 el vestido-. Quiza en otro momento, cuando todo esté... mds tranquilo. Tras decir esto, se fue, llevandose consigo el corazén de mi hijo, mientras Diego se quedaba congelado entre nosotros, con el rostro lleno de conflicto ---- Oscar se desplomé en el sofa, sollozando. -iTe odio, te odio, te odio! Cada palabra suya era como una daga clavandose en mi pecho. Me quedé de pie, paralizada, viendo cémo mi hijo lloraba desconsolado por otra mujer que acababa de abandonar su fiesta de cumpleafios. Habia enfrentado incontables emergencias como Jefa de Sanacién, pero jamas me habia preparado para este tipo de dolor. Diego se acercé, colocando una mano cdlida sobre mi hombro. -Olivia, solo tiene cinco afios. No entiende lo que dice. -Parecia entenderlo perfectamente -susurré con la voz rasposa No, no lo entiende -insistié Diego, girndome para que lo mirara de frente. Es un nifio que solo quiere un pastel y no entiende por qué su madre no se lo permite. Eso es todo. Miré sus ojos esmeraldas, tan parecidos a los mios. -{De verdad? Porque para mi se siente como algo mucho mas profundo -Confia en mi -me dijo Diego, apretandome suavemente el hombro. -Mafiana se despertaré y apenas recordaré esto. Los nifios son asi. Poco a poco, los sollozos de Oscar se transformaron en suspiros, y luego en la respiracién pesada del suefio, mezclado con agotamiento. Diego lo cargé cuidadosamente y lo llevé a su habitacién, dejéndome sola con los restos de una celebracién arruinada. Empecé a limpiar de manera automatica. Recogi los papeles de regalo rasgados, guardé el pastel de frutas que habia pasado horas ---- preparando, y recogi todo lo que habia preparado para la fiesta. Fue entonces cuando mi celular vibré con una notificacién. Raquel habia publicado nuevo contenido en sus redes sociales. Era una foto tomada mas temprano ese dia. Ella, Diego y Oscar estaban en la heladeria favorita de la manada, sonriendo brillantemente a la camara. Oscar llevaba puesta la camiseta de cémic de lobos que le habia comprado justo antes de su cumpleafios, la misma que ya no tenia puesta cuando regresé a casa. El pie de foto decia: «La felicidad esta en este momento.» Me quedé mirando la foto hasta que mi visién se nublé, observando la brillante sonrisa de mi hijo, esa que ya no parecia tener para mi, y que ahora reservaba para Raquel. Algunas heridas, al parecer, estaban més alld incluso del poder sanador de una Jefa de Sanacién.