---- -Debe ser un malentendido -le dije a la maestra, intentando sonar tranquila-. Yo soy la verdadera madre de Oscar. Le mostré la mochila de Oscar como prueba-. Se la olvidé en casa y vine a traérsela La maestra parecia dudosa -Permitame preguntar a Oscar -dijo, a continuacién, girandose hacia el patio-. ;Oscar! ;Puedes venir un momento, por favor? Mi hijo detuvo la pelota y, al principio, me miré alegremente. Sin embargo, cuando me reconocié, su expresién cambié por completo, volviéndose seria, Ese gesto me rompié el corazén. -Oscar, carifio -le pregunté la maestra con delicadeza-. Esta sefiora es tu mama? -Claro que no -le respondié Oscar con firmeza, negando con la cabeza. Su vocecita se alzé por todo el patio. -ZAcaso no es obvio? Mi mamé esté aqui conmigo. Raquel es mi verdadera mama. jEs la Unica mamé que tengo! Los susurros comenzaron de inmediato. Otros padres que esperaban cerca empezaron a sefialarme y murmurar: -{Viste a esa mujer? -Si, Quiere hacerse pasar por la madre del hijo de Raquel... -Hay gente realmente delirante... Senti cémo mi rostro se palidecfa, al darme cuenta de la imagen que estaba proyectando. Para todos ellos, yo era simplemente una extrafia intentando arrebatarle su hijo a Raquel. La maestra se aclaré la garganta, incomoda. ---- -Quizé hubo un malentendido... Oscar -insistid de nuevo, deseando asegurarse-. {Est4s completamente seguro? Mi hijo aproveché la oportunidad para descargar toda su frustracion. jRaquel es mi verdadera mama! jMi Unica mama! jNo quiero a nadie mas! Cada palabra fue una pufialada directa al pecho. Mis manos temblaban mientras le entregaba la mochila a la maestra. {Como habiamos llegado a esto? En qué momento habia perdido tanto terreno en su corazén como para que mi propio hijo negara frente a todos? Los demas me miraban como si intentara robar un nifio ajeno. Definitivamente, algunas heridas sentimentales son més profundas que cualquier herida fisica. Los murmullos continuaban a mi alrededor como un zumbido insoportable, No sabia cémo podria probar mi identidad en ese momento. gTendria que volver a casa por el certificado de nacimiento? De pronto, senti cémo las lagrimas se me acumulaban en los ojos mientras me giraba, dispuesta a abandonar aquel lugar que solo me habia traido vergiienza
