---- Capitulo 8 El préximo encuentro que tuve con Leén fue en la ceremonia donde anunciaron que mi hijo y yo éramos los herederos. Como Alfa de la Manada Flaroar, Leén tuvo que abandonar la busqueda de mi hijo y de mi para asistir a ese evento tan importante en el Norte. Mientras el Norte se fortalecia dia tras dia, la Flaroar, debido a la inaccién de su Alfa, Len, comenzaba a perder terreno frente a las otras manadas. Cuando la madre de Leén y sus parientes se arrodillaron en la ceremonia para rendir homenaje, y al levantar la vista se dieron cuenta de que a quienes rendian culto eran mi hijo y yo, vestidos con elegancia, sus ojos se abrieron de par en par, incapaces de creer lo que estaban presenciando. Leén, por su parte, parecia aténito, como si todo fuera un suefio. Se quité de un golpe la expresién de agotamiento que llevaba, tomé mi mufieca con fuerza y, sin preocuparse por el protocolo, grits: -iMaria! jPor fin te encontré! Sabes cuanto te he extrafiado estos dias... No terminé de hablar cuando lo aparté de un empujén. Un imponente guardia del Norte lo sujet6 por los hombros y lo detuvo. -iiQuién es este vagabundo?! |,Como se atreve a faltar al respeto a la familia real del Alfa Rey del Norte?! -exclam6, furioso Le6n, completamente aténito, nos mird a mi hijo y luego a mi. -{La familia real del Alfa Rey del Norte? -dijo, confundido. Volvié a ver a mi padre, que observaba todo con una expresion pesada, y de repente, en medio de la sala, su risa resoné por todo el ---- lugar. -iMaria! jTu... tu te casaste con este anciano moribundo! -dijo entre carcajadas, como si hubiera descubierto el mayor de los secretos. Al escucharlo, mi padre, con toda su majestad, se levanté del trono. Con una fuerza arrolladora, le dio una bofetada a Leén que se expandié en toda la sala. -Si alguna vez vuelves a insultar a mi hija, la Alfa Rey del Norte, ite aseguro que no verds el siguiente amanecer! -dijo, su voz baja y aterradora. Los miembros de la Manada Flaroar, al darse cuenta de la magnitud del error que habian cometido, se arrodillaron, suplicando perdén. Pero Leén no dejaba de mirarme, la cara completamente desconcertada, murmurando: -{Hija? Alfa Rey del Norte? Bajé la mirada, tratando de mantener la compostura. Me di la vuelta, lista para irme con mi hijo, pero antes de que pudiera avanzar, Leon se interpuso en mi camino. -iEres la heredera del Norte! jgPor qué nunca me dijiste?! - reproché, visiblemente frustrado, aunque con un atisbo de alegria en su tono. -iYa entiendo! ;Por eso no lograba encontrarte! jAhora todo tiene sentido! jFinalmente podemos estar juntos! Lo miré, completamente indiferente. ~Alfa Leén, no recuerdo haber tenido un hijo contigo. Observé cémo se le caia la expresién, pero no senti nada ---- -En cuanto a mi identidad, hace afios cometi un gran error. Dejé atras mi lugar como heredera y me fui del Norte. Pero, por suerte, alguien de un pequefio clan me hizo abrir los ojos. -Me ensefiaron que el amor y la espera no sirven de nada si no son para quien realmente lo merece. Asi que, gracias a ti y a tu manada, Alfa Leén. Le6n parecfa perder de repente y por completo el control. Su cara reflejaba una mezcla de confusién y desesperacién. No se rendia. Agarré mi vestido con fuerza, como si no quisiera dejarme ir. -iMaria, sé que estds enojada! jLo siento mucho! jTe amo! jNo puedo vivir sin ti! jY nuestro hijo! jTenemos un hijo! jl siempre dependié de mi! jNo creo que quiera estar lejos de mi! De verdad vas a separarnos? No pude evitar reirme. La situacién era tan absurda que simplemente se me escapé. Parecia que siempre habia sabido que él era nuestra Unica fuente de apoyo, y tal vez por eso, no dejaba de ignorarnos y fallarnos una y otra vez. Ahora, lo unico que sentia era incredulidad, mezclada con una rara sensacién de diversion al escuchar sus balbuceos. -Sé que tu hijo te extrafia -respondi, con un sin emocién, casi vacio. Mi hijo dio un paso al frente y, con una sonrisa que era a la vez distante y educada, apenas y le dedicé una mirada a Leon