---- Capitulo 4 E| mundo giraba ante mis ojos, entrelazando hojas y luz de luna. Mi cabeza colgaba por la espalda de Lucas, y el hidromiel lunar que habia bebido antes se revolvia en mi estémago. Necesitaba que me bajara, pero no me atrevia a interrumpirlo como quizé lo habria hecho afios atrds. Me acerqué con cuidado a su ofdo y susurré: -Lucas... El respondié con frialdad, sin un rastro de deseo. =No digas mi nombre. ;Acaso somos cercanos? Tragué las palabras que me quedaban. Tendria que soportar el mareo. Eso era lo que le debia. A nuestras espaldas, los aullidos furiosos de Angel se fueron apagando, ahogados por otras voces: -jAlfa Angel! Sabes que Lucas ha estado... inestable desde que regresé de las Tietras Heladas del Norte. jNo lo provoques! -¢Recuerdas lo que pasé en el Valle Piedra Solar? Cuando tu tributo por los derechos de paso fue miserable, dejé que tu grupo de caza se muriera de hambre durante todo un ciclo lunar. {Guarda rencores, Angel! -Seguro solo quiere hacerte enojar. Sabe que valoras a Camila. La dejard en la curva del rio, ya lo veras. -jHa sido un lobo solitario en espiritu durante afios! No le dicen « Alfa Lobo de Hielo» por nada. Sus ojos solo ven a aquella primera pareja que le rompié el corazén. No tocard a tu Diosa Lunar. La voz de Angel se convirtié en un rugido desesperado: ---- -iLucas Piedra Negra! jSi le haces dafio, aunque solo le arranques un cabello, nuestras dos manadas entrardn en guerra! Pero ya estdbamos fuera de su vista. Cuando cruzamos el territorio de la Manada Piedra Negra, cerca de las Cascadas Susurrantes, escuché las voces de mis asistentes lunares, cargadas de sarcasmo, dirigidas a Angel: -iOh, qué pena, Alfa Angel! zNo puedes soportar tu propio juego? -{No se habia acordado que esta noche todos tendrian libertad? -{No es cierto que una promesa de Alfa es inquebrantable? -Dijiste que ella podia encontrar otro lobo, :no? -Y que no sentirias celos. -jNuestra Camila es una loba libre esta noche, por tu propio decreto! En el limite del territorio de Piedra Negra, Lucas no me dejé en ninguna curva del rio, sino que me arrojé al asiento de copiloto de una enorme camioneta negra que nunca habia visto antes. La bestia rugié al encenderse, los faros cortando la penumbra del bosque ancestral. Destino: desconocido. Luego de varios minutos, nos detuvimos ante una cabafia sencilla pero moderna, en lo profundo del Bosque Piedra Negra. Su guarida. En cuanto la puerta se cerré de golpe, él se abalanzé sobre mi. Mi capa de viaje, ribeteada en piel, fue arrancada sin piedad. Su mano se aferré a mi nuca con fuerza, obligandome a levantar la cabeza, ---- antes de que sus labios se aplastaron contra los mios en un beso de castigo, lleno de rabia contenido y deseo hambriento que llevaba afios acumulando. Un dolor agudo atravesé mis labios. Intenté empujarlo, jadeando su nombre: -Lucas... Su otro brazo se enrollé como una serpiente alrededor de mi cintura, inmovilizandome contra la pared de troncos. No podia moverme. No podia respirar. Su grufido salvaje vibré contra mi piel -{No era esto lo que querias? {Ser reclamada? {Por qué resistirte ahora, pequefia luna? No tenia defensa. Suave... -logré decir-. Por favor, Lucas... suave... El solté una risa aspera, quebrada. Luego me alz6 y me arrojé sobre una cama enorme, cubierta de gruesas pieles. Su sombra se cernia sobre mi -¢Suave? El Alfa Lobo de Hielo no conoce la suavidad. En cuestién de segundos, mi ropa desgarrada quedo esparcida por el suelo. No mostré clemencia, como una tormenta desatada. No hubo ternura, solo una entrega urgente, casi violenta. Pero, entonces, cuando su mano roz6 la piel sensible de mi muslo interior, marcandome con su olor, se detuvo. Sus ojos profundos se entrecerraron, mirandome con intensidad. Se fij6 en mi piel lisa y sin marcas, en el lugar donde deberia estar la sefial de un Alfa.