---- Capítulo 06 La sopa cayó al suelo con un golpe sordo. El líquido caliente se esparció por todas partes, como si la realidad acabara de estallar delante de él. -eiQué dijistel? -rugió Leandro, con una mezcla de incredulidad y horror, sintiendo un dolor agudo en el pecho, como si algo lo hubiese golpeado con toda su fuerza. Intentó mantener la calma, pero sus piernas le fallaron. Dio dos pasos tambaleantes hacia la puerta antes de desplomarse ligeramente. Su asistente lo sujetó justo a tiempo. -iDónde está ella? jLlévame con Vanesa ahora mismo! Casi corriendo, Ilegaron a la entrada de la sala de urgencias, en donde Leandro empujó la puerta sin escuchar advertencias. -Espere, sefior Fuentes. Aún no puede entrar -intentaron detenerlo unas enfermeras. Pero ya era tarde. Las apartó con fuerza y se acercó a la camílla. Sus manos temblaban mientras levantaba la sábana que cubria el cuerpo. Se quedó helado. -Ella... no es Vanesa. Una enfermera entró corriendo detrás. -Sefior, lo siento. La mujer fallecida también se Ilama Vanesa Suárez. Vino a donar sangre esta mafiana. Ha habido muchos voluntarios desde que se supo lo del accidente de la sehorita Clarisa... Es normal que aparezcan personas con el mismo nombre. ---- Leandro bajó la mirada. Con delicadeza volvió a cubrir el rostro de la desconocida. -Disculpen. Me dejé Ilevar por la situación. Lamento la confusión, Fuera de la habitación, su asistente se secaba el sudor de la frente con incomodidad. -Perdón, sefior. Yo... yo ni siquiera revisé bien. Me precipité. -No pasa nada. Solo ten más cuidado la próxima vez. Mientras decía esas palabras, Leandro dejó escapar un suspiro casi imperceptible. Disimuladamente, se limpió las manos húmedas por el sudor frío. Por suerte, solo había sido un malentendido. -Ya me informé -afadió la asistente-. La sefiorita Suárez solo regresó a casa Leandro asintió y se fue de inmediato. AApenas cruzó la puerta de la casa, lo recibió el rostro ansioso de sus padres. Su madre tenía los ojos rojos. -Vanesa llegó descompuesta. Apenas se acostó... y no ha vuelto a despertar. No reacciona. ; Qué le pasó? El corazón de Leandro dio un vuelco. Pensó en la sangre que había donado. En cómo se habia desvanecido antes y, sin perder tiempo, corrió hasta su habitación. Al verla acostada, tan pálida y quieta, sintió cómo el miedo lo atravesaba. Recordó todo lo que le habia dicho antes de perder el conocimiento: ---- sus palabras suaves, Ilenas de despedida, su sonrisa triste, como si... supiera que no habría otra oportunidad, Y entonces lo entendió. Tal vez no la odiaba tanto como creía. Tal vez... todo ese resentimiento era solo una máscara. Su verdadero rencor era hacia el camino que le habían obligado a recorrer, no hacia ella. La había herido, sí. Pero también se habia herido a sí mismo. La miró con el alma temblando. Si despertaba, le pediría perdón. De verdad. Y esta vez... le hablaría con el corazón. Cuando salió de la habitación, encontró a sus padres en la sala. Dofia Eugenia se secaba los ojos, mientras que don Ernesto lo miraba con seriedad, -Nos enteramos del accidente de Clarisa. zEstá bien? AApenas escuchó su nombre, Leandro volvió a tensarse. -Después de que ustedes le gritaron por teléfono, ella se alteró. Iba cruzando la calle distraída. La atropellaron. gEstán contentos? Su madre soltó una carcajada cargada de desprecio. -Esa bruja siempre ha sabido manipular. Ya me olía que sus lágrimas eran de mentira. Menos mal que grabé todo. TeQué? Ella desbloqueó su celular y reprodujo un audio. La voz de Clarisa Guzmán sonaba claramente, suave pero Ilena de veneno.
