---- Capítulo 6 Recobrando el aliento, marcó directamente el número de Jazmín. - El número que marcó no está disponible. Volvió a Ilamar, una y otra vez: nada. Al final, el móvil entró en modo apagado. -iMaldita sea, perra! -gritó, estrellando el teléfono contra el suelo. Creyó que Jazmín se había rendido; no imaginó que solo fingia y guardaba un as bajo la manga. Si no conseguía el dinero, aquel padre parásito divulgaría todos sus secretos. Quedaban David... y los padres de Jazmín. Respiró hondo, recogió el celular y condujo de vuelta al hospital. Media hora después apareció sonriente, saludando con efusividad: -iPapá, mamá, qué gusto verlos! Como siempre, charlaron de trivialidades. ---- La madre frunció el cefo: -éY Jazmín? éPor qué hoy no vino? -Me transfirió la empresa y todo lo demás; debe de estar preparando su vuelta al mundo -improvisó Emma -Seguramente está reuniendo los papeles de la visa. El corazón le dio un vuelco. - -7Ya le dijimos que primero mudara tus cosas a su casa de descanso y contratara una nifiera -refunfufió el padre-, pero claro, piensa primero en ella. Suspiró y marcó: -iTambién apagado? - -Parece que de verdad ha desconectado de todo para irse a pasear - afiadió, contrariado. - No se comporta como una buena hermana - se quejó la madre mientras le escribía- . Podría arreglar lo tuyo antes de irse de viaje. Emma observó su parcialidad y sonrió por dentro. "iVes, Jazmín? La vencedora soy yo." ---- "Aunque me odies hasta los huesos, sigo en el centro de esta familia." "Aunque ese contrato fuera falso, tus padres seguirán dándome lo mejor... y dinero sin fin." Tras aconsejarle que cuidara su salud, los padres se marcharon con premura. Pero Emma notó que hoy su actitud no era exactamente la misma de siempre. A Enlavilla David volvió a casa, se dejó caer rendido en el sofá y se frotólas sienes. -Jazmín, quiero un jugo de naranja... sírveme uno, ésí? Silencio. Miró a su alrededor y, de golpe, cayó en la cuenta: hacía varios días que Jazmín no regresaba. Marcó su número: apagado. Le escribi: in respuesta. Repasó el historial de chat. Los mensajes de Jazmín se ---- amontonaban: recordatorios, cuidados, palabras de ánimo. Él solo había contestado sesenta y siete veces, la mayoría con un lacónico «Ok». Sintió un nudo en el estómago. La conoció en una feria de joyería, el mismo día que a Emma. Jazmín, serena y meticulosa, resolvía todo con eficiencia de ejecutiva. Emma, en cambio, era puro fuego: reía, coqueteaba, pedía ayuda y despertaba un instinto protector. Al principio creyó que aquella ternura era de hermano mayor; luego comprendió que vivía enganchado a la ilusión de ser indispensable. Quien en verdad sostenía el hogar -cuidándolo a él, a la nifia y al negocio- había sido siempre Jazmín. Pero una y otra vez la defraudó; 1legó a reprocharle que « exageraba», que era «demasiado susceptible». Ahora ella no estaba. No contestaba. Suspiró, fue a la cocina y mordisqueó un trozo de pan duro. ---- Seguro solo era un enojo pasajero, se dijo. En unos días. volverá. Tiene que volver.
