---- Capítulo 04 Clarisa ya no tenía ni rastro de alcohol. En la habitación apenas quedaba encendida una lámpara. Bajo la luz tenue, Ilevaba un vestido de tirantes corto y delgado. Se acercó a Leandro, deslizando la mano por su pecho. -Leandro... Sin embargo, é! le apartó la mano con brusquedad. -No me molestes. Una sola frase, helada. A Clarisa se le congeló la sonrisa en el rostro. Del teléfono de Leandro salía la misma frase una y otra vez: «El número al que llama está apagado.» Ya no sabia cuántas veces había Ilamado. Nadie contestaba. -No puede ser... Vanesa seguro está enojada y se fue a dar una vuelta. Solo eso -murmuraba sin parar, hasta que de pronto se levantó de golpe-. Sí, seguro está en casa. Seguro me está esperando. Se puso los zapatos con apuro y salió corriendo, ignorando por completo la voz de Clarisa que lo Ilamaba desde atrás. Manejó como un loco, saltándose varios semáforos. Cuando al fin 1legó al departamento, abrió la puerta de golpe, siendo recibido por una oscuridad total. Vanesa siempre dejaba una luz encendida, aunque é! no estuviera. Tenía miedo a la oscuridad desde nifa. ---- El corazón de Leandro empezó a acelerarse. -iVanesa? Nadie respondió. Encendió la luz del salón, pero lo que encontró fue el vacio. Un vacío perfecto. No quedaba ni una sola huella de ella. Leandro caminó con cuidado hasta la habitación. Estaba impecable. Tan ordenada... demasiado. Sobre la mesa de noche habia una fotografia. La única que tenían juntos. Pero ahora solo quedaba la mitad. La reconoció al instante: su foto de graduación universitaria. Recordó lo que le había dicho ese día: «Quiero cuidarte toda la vida. » Y también recordó en qué momento había comenzado a olvidarlo todo. Había sido cuando entraron al bufete; cuando Clarisa Ilegó como pasante; cuando, poco a poco, fue dejando a Vanesa en un rincón, Sintió un nudo en la garganta. Pero... ude verdad habia sido tan malo con ella? «Siempre la compensé», se dijo a sí mismo. Como la vez que canceló la boda y luego la Ilevó a cenar a Moonlight... Pero ahora que lo pensaba... esa cena también había sido un desastre. Nunca le preguntó qué queria comer. Ella solo probó un camarón, se quejó de lo fuerte del sabor.. y él no hizo nada. La dejó ---- ahí, callada, mientras Clarisa hablaba y hablaba. Una punzada de culpa le cruzó el pecho. Abrió el armario, los cajones, todo. Nada. No quedaba ni su aroma. Cayó en cuenta: el pastel de fresas que habia comprado para ella, se lo habia terminado comiendo Clarisa. Las rosas que había escogido con esmero... se las habia dado a Clarisa porque le gustaban más. Una vez, otra, otra... .cuántas veces lo había hecho? Lo que era para Vanesa... acababa siempre en manos de Clarisa. En su casa no quedaba ni una sola muestra de amor hacia ella Pero en casa de Clarisa... pulseras Cartier, cama personalizada, automatización total, un clóset Ileno de vestidos de disehador. Todo comprado por él. Se llevó las manos a la cabeza, -;Qué he hecho...? El remordimiento lo sacudió como un golpe en el estómago. Sin pensarlo dos veces, corrió al coche y pisó el acelerador. Tenia que encontrarla, Tenía que volver al bufete. Ya.