Amarte es mi capricho
Era la fiesta más importante de todo el ramo farmacéutico del norte del país.
Era el veinte aniversario de Nubak la empresa donde mi padre era el gerente general.
Este día era especial.
Mi padre se pasó días enteros diciendo que tenía el presentimiento de que este año recibiría un reconocimiento frente a todos los presentes.
Yo estaba feliz por él. Hace tiempo que no lo veía tan alegre y enérgico.
Desde que murió mamá, hace poco más de siete años, mi padre sólo se dedicó a cuidar de mí y a su trabajo. No salía con mujeres. Es la razón por la que hoy lo acompañaría a la fiesta.
Además, de estar ansiosa por ver a Carlos mi novio. Él también trabaja en la empresa, mi padre fue quien lo contrató como uno de los encargados de uno de los departamentos de Nubak.
“¿Estás lista para ver a papá triunfar?”, me pregunto mi padre cuando llegamos al lugar del evento ofreciéndome su mano para bajar del auto como el caballero que siempre es.
Sonrió feliz.
“Papá, tú siempre triunfas y estoy segura de que hoy no será la excepción”, le digo con entusiasmo dándole un beso en la mejilla y acomodando su corbata hasta que queda perfecta.
Introduzco mi mano en el hueco que se forma en la curvatura de su brazo y caminamos juntos hasta el interior del salón del gran hotel que es el complejo más grande de hoteles, restaurantes y centros comerciales de toda la ciudad.
Muy elegantes se pusieron todos el día de hoy. Al entrar vi algunos rostros conocidos, ya que regularmente solía acompañar a mi padre a este tipo de eventos.