---- Capitulo 11 Las personas que de verdad se quieren ir... no hacen ruido. Un dia cualquiera, se ponen el abrigo, abren la puerta... y ya no vuelven. Como una hoja seca que se va con el viento. Sin despedidas. Sin un solo adiés. Nelson se tapé la cara con las manos. Y por fin, se dejé llorar. Lloré con todo el cuerpo, con todo lo que ya no podia poner en palabras. Lo habia sentido antes. Lo supo desde hacia tiempo. Lo supo desde el momento en que la vio quemar las fotos. Y también cuando la encontré en el jardin, sentada en silencio, con esa mirada apagada, sin una chispa de luz. Tendria que haber dicho algo. Escucharla, aunque fuera una vez Tal vez, solo tal vez... algo se habria podido evitar. O no... quizas ya era tarde desde mucho antes. Desde ese dia en que se puso del lado de los Lima y la presioné para entregar la patente. Ahi... Elsa dejé de esperarlo. Ahi fue donde lo perdié para siempre. -No -murmuré Nelson, incorporandose como pudo-. No puede acabar asi. Voy a encontrarla. Voy a traerla de vuelta. ---- Caminaba a trompicones, su reflejo en las vitrinas parecia una sombra rota. Ni siquiera sintid como las ramas del durazno le abrian la piel al pasar. Al llegar al salon, se cruz6 con los Lima. Cuando se enteraron de que Elsa se habia ido, Eduardo apenas alz6 una ceja: -{Se fue? Bah, Aprendié bien el drama. Que se vaya. Cuando le dé hambre, volvera como perro en busca de huesos. -iYa era hora! -escupié Gustavo, con desprecio-. Por su culpa Ivana esta asi. Ivana dio un paso al frente: =Nelson... voy contigo. Yo también quiero encontrarla... Pero cuando su mano roz6 apenas la de él, se detuvo. La mirada oscura de Nelson... le dio miedo Y sin decir ni una palabra, él les dio la espalda... y se fue. El rugido del motor llené el silencio En el retrovisor, la gran casa de los Lima se deformaba, lejana, como una criatura grotesca Una bestia burlona que lo miraba alejarse, sacando su lengua roja y venenosa. Nelson Ilegé al aeropuerto. Las pantallas parpadeaban tan fuerte que le ardian los ojos. ---- Miraba a cada persona que pasaba, una por una, con desesperacién. Se quedé frente a cada pantalla, repasando vuelos, leyendo horarios, mientras en su cabeza desfilaban las escenas mas bonitas que vivieron juntos. Y de pronto, sin darse cuenta, gritd: -jElsa! Su voz, ronca y quebrada, corté el aire. Un guardia lo detuvo enseguida, preocupado. Y ahi lo entendi6: estaba perdiendo el control. Salié del aeropuerto sin rumbo y empezé a buscarla por todos lados: calles, parques, cualquier rincén donde alguna vez creyé que podria estar. Solo queria verla, aunque fuera una vez. Correr hacia ella, abrazarla, decirle que lo sentia. Que esta vez, si iba a quedarse y estar de su lado, siempre, El sol ya se apagaba cuando terminé ahi, frente a la puerta oxidada del viejo observatorio en las afueras. Ese lugar que habia sido suyo... de ellos. Donde Elsa lo Ilev6 a ver la lluvia de estrellas, una noche de hace afios. Ahora solo quedaban cuervos sobrevolando el cielo seco, graznando como si se burlaran de sus recuerdos. Todo estaba tan vacio. ---- De pronto, sintié el celular vibrar en el bolsillo. Era Eduardo. Su voz soné seca al otro lado de la linea: -Nelson... desde que te fuiste, Ivana volvié a descompensarse. Intents cortarse las venas. Casi no llegamos a tiempo. Tienes que volver... Nelson cerré los ojos. Y por primera vez, no dudé -Si de verdad quiere morirse... que se muera. Lanz6 el celular contra la puerta de hierro. Se hizo pedazos y el estruendo espanté a los cuervos. Y solo entonces, Nelson cayé de rodillas. Se tapé la cara con las manos y rompié en llanto. Lloré como quien ya entendié que no tiene a dénde volver. El viento frio le subia por el cuello, colandose bajo la ropa Y en ese silencio tan hondo, como un eco lejano, escuché una voz. La de Elsa, suave, como cuando tenian dieciséis: -{Sabias que la luz de Betelgeuse tarda 642 afios en llegar a la Tierra? Y td y yo... estamos més lejos que eso.