---- Capitulo 14 Los pufietazos sonaban secos, duros, llenando la sala. Cada golpe le cafa encima como castigo. Sus gritos se volvian cada vez mas débiles, entrecortados, apenas podia respirar. Tenja la cara cubierta de ldgrimas, mocos y sangre =Lo... lo siento, Eduardo... sollozaba-. No soy mas que una bastarda sin padre ni madre... yo solo querfa una familia... por eso menti... Se aferré al pantalén de Eduardo y se dio contra el suelo con la frente; le quedo la marca de inmediato. -Perdéname, por favor... te lo ruego... no voy a mentir més... no mas. Eduardo la miraba con los ojos encendidos de rabia Y lo nico que hizo fue volver a golpearla. Cuando por fin se detuvo, Ivana yacia en el suelo, sin moverse, sin fuerzas, sin voz, Papa... -dijo Gustavo con la voz grave-. El dia del accidente... ¢ quién me dio sangre en realidad? El cuerpo de Eduardo se estremecié. Y de pronto, empezé a golpearse la cara con ambas manos, fuera de si, -iFue Elsa! -gritaba, jalandose el pelo-. jYo... yo estaba ciego! Solo queria que dejaras de odiar a Ivana... por eso se me ocurrié esa mentira. El hospital tiene registros. Fue Elsa. Ella te salvé... ---- Al oirlo, a Gustavo se le abrieron los ojos de par en par. Clavé las. ufias en el sofa, dejando marcas profundas, y de pronto solté un grito seco, desgarrador. Pero se le corté en seco. Cayé de espaldas, desmayado, Eduardo lo atrapé en el aire, desesperado. El pecho le apretaba y apenas podia respirar. Lo sabia muy bien. El lo habia permitido. Habia mimado a Ivana y olvidado a su propia hija. Lleno de culpa, miré a Nelson, que seguia callado. -(Encontraste alguna pista de Elsa? ~Yo... yo voy contigo a buscarla. Me arrodillo si hace falta. Le pido perdén. Quiero arreglar esto. Lo juro... Pero Nelson no respondié. Tenia la mirada vacia, los pufios cerrados con fuerza. La sangre le goteaba entre los dedos... pero ni siquiera lo notaba. Ese dolor no era nada comparado con el que Elsa habia tenido que soportar. Herida por su padre, por su hermano y por el primer hombre al que amé. éComo se sigue adelante con algo asi? -Eduardo... -murmuré Nelson, con la voz ronca-. Ella no va a volver. De pronto, un golpe seco en la puerta rompié el silencio ---- Una turba de hombres corpulentos, tatuados, con caras duras, entrd ala fuerza en la casa Y fue entonces que lo entendieron todo: Ivana era adicta al juego. Habia pedido prestado millones en apuestas clandestinas. Con los intereses acumulados, la deuda ya superaba varios millones. Nosotros no tenemos nada que ver con esta perra... -balbuced Eduardo, palido, cayendo de rodillas-. Llévensela, es toda suya Yo... yo no tengo nada que ver. El calvo que lideraba al grupo solté una carcajada seca y cruel. -{No? Si ayer mismo dijiste en la notaria que la adoptaste legalmente. Es tu hija. La deuda es tuya también. Tird un papel sobre la alfombra: una copia del contrato de deuda. EI quince del préximo mes quiero ver la plata. Si no... les cortamos las manos a los dos. Al terminar de hablar, levanté un machete y lo estrellé contra la mesa de centro. El vidrio se hizo trizas. Sus hombres vaciaron botes de pintura roja por toda la sala. Las paredes, los muebles, las cortinas... todo quedo cubierto de escarlata. Eduardo cayé sentado entre los restos, se taps la cara con las manos y rompié a llorar. La pintura chorreaba sobre un cuadro colgado en la pared: un retrato familiar, hecho a mano por su esposa, ya fallecida. ---- Lo habia pintado hace veinte afios, cuando Elsa acababa de nacer. -Vamos a colgarlo para siempre, amor. Esta casa va a estar llena de amor -le habia dicho entonces. Ahora... solo quedaba el infierno. Nelson llamé a emergencias y pidié ambulancias. Eduardo segufa llorando. Ivana, en el suelo, apenas gemia. La pintura roja, como sangre fresca, se expandia por el piso. Y asi empezo... el verdadero infierno de la familia Lima.