---- Capítulo 10 Carlos respiró profundamente y reveló un secreto que yo desconocia. -Porque sentía que también era parte de la causa de tu muerte - dijo-. Si hubiera sido más valiente entonces, si te hubiera dicho que fue Miguel quien sobornó a tu compafíera para acusarte de plagio... -Si te hubiera contado que fui yo quien pasó días sin dormir para encontrar las pruebas que demostraron tu inocencia... -éNo te habrias dado cuenta de su engaho? ;No habria cambiado tu vida? -Pero Miguel me dijo que tú lo querias mucho, me preguntó si sería capaz de romperte el corazón. -No pude hacerlo, y también temía que no me creyeras, así que... Para entonces, ya no podia hablar entre sollozos. Mi mente quedó en blanco y las lágrimas nublaron mi visión. Nunca imaginé que la razón por la que acepté a Miguel había sido algo que él robó a otro. Viendo a Carlos Ilorar tan desconsoladamente, no pude evitar darle un pufietazo. Sollozaba como un nifio: -Pégame, todo es mi culpa... Deshice mi cinturón de seguridad y lo abracé, golpeándole la espalda mientras decía: -; Cómo pudiste ser tan tonto? -eNo sabes que si no hubiera sido por ese incidente, esperando un poco más... ---- -Quizás habria tenido el valor de dar ese paso, de aceptarte a ti...? El cuerpo de Carlos se tensó. Un momento después, preguntó con voz temblorosa: -; De verdad? c Tú... también sentías algo por mí entonces? Rompí a Ilorar desconsoladamente, pensando en todos estos afios de sufrimiento solo porque desde el principio me habia equivocado al identificar a mi verdadero benefactor. Queria darme de golpes a mí misma. iCómo no me di cuenta? Una persona tan obstinada, temperamental y egoísta como Miguel, .cómo podría haber pasado tres días sin dormir por mi? Carlos me abrazaba con fuerza, emitiendo lamentos de frustración. Estaba muy triste, pero al escuchar su Ilanto, no pude evitar reírme. Me aparté, secándole las lágrimas mientras decía: -No llores más. Si perdimos la vida anterior, .no tenemos esta nueva vida? Carlos, entre lágrimas y risas, asintió con firmeza. Esa noche, volamos juntos a Australia en el avión privado de los Manade. Al día siguiente, todos los medios en país mostraban videos de mi suicídio en el río y de Miguel arrodillado en la orilla, Ilorando desesperadamente. En el sitio web más visitado apareció un video completo de nuestra boda. Todas las provocaciones que Ximena me había enviado también fueron reveladas. ---- La pareja dorada, Miguel y ella, fue expuesta a la vergienza pública. Por supuesto, los escándalos de las famiílias adineradas no pueden sacudir los cimientos de una empresa, pero bastaron para convertirlos en objeto de burla en su círculo. Miguel me buscó como un loco, convencido de que no podía estar muerta., Pero Juan y Carlos se unieron para ocultar toda información sobre mí. Medio afio después, Miguel pareció aceptar mi muerte. Comenzó a buscar redención espirítual, diciendo que queria expiar sus pecados. También exigió que Ximena se arrodillara paso a paso para pedir perdón por mí. Cuando ella se negó, la obligó a inclinarse. En el forcejeo, Ximena rodó por las escaleras y sufrió un aborto espontáneo. Al final, murieron ambos. Ximena era el tesoro de Natalia. Tras su muerte, Natalia luchó desesperadamente por justícia. El padre de Ximena, sin embargo, aceptó la compensación de los Urquiza por interés propio y dio por zanjado el asunto, incluso trajo a su hijo ilegítimo a casa. Natalia reprimió su ira hasta que, finalmente, en una reunión de negocios, apuíaló al padre de Ximena y a Miguel. Dicen que cuando Miguel murió, del bolsillo le cayó un billete de avión a Australia. Finalmente habia descubierto mi paradero, pero ya nunca tendría la ---- oportunidad de verme. Esa noche, justo después de terminar mis tareas, salí de mi habitación y escuché las risas de Santiago y Carlos en el piso de abajo. Cuando bajé, Santiago sefaló orgulloso el castillo de Lego que habia construido: -;iTía, feliz cumpleafios! Carlos fingió enfado: -No juegas limpio, acordamos que yo sería el primero en felicitarla. -Te estás haciendo viejo, tus reflejos son lentos. 4A quién culpas? - respondió Santiago con satisfacción. Carlos resopló, se acercó a mí, de repente se arrodilló y abrió una pequeia caja. Dentro descansaba un anillo de diamante. -Feliz cumpleaãios, y... ume darías el honor? -preguntó. Sonriendo, extendí mi mano. El cristal reflejaba mis ojos brillantes mientras respondia: -Será un placer. En esta vida, mi felicidad está asegurada.
