---- Capítulo 6 Bruce entró en mi habitación y se quedó estupefacto ante el desorden. Tras interrogar a los sirvientes, descubrió que las otras mujeres habían saqueado mi ropa y mis joyas. Levantó del suelo la foto de nuestra boda, pisoteada y sucia. Era aquella tomada en la playa: yo reía, acurrucada contra su pecho, rebosante de dicha. Ahora, en mis ojos solo queda tristeza. Apretó el retrato; en su mirada bullían emociones encontradas. -iGuau, qué lindo este vestido! - REI collar también es precioso. -iY el anillo ni se diga! Las voces de sus amantes llegaban desde el pasillo; Bruce frunció el ceão hacia ellas. - Sin Celina nadie nos lava la ropa. ---- - HNi quien nos dé masajes. - Eso sí: como sirvienta, impecable, ja, ja. Al oírlas, su rostro se puso de piedra; la mano en el picaporte tembló y las venas se le marcaron. El remordimiento asomó en sus ojos. Quizá entonces comprendió que fue él quien me empujó a marcharme. Antes, con tal de torturarme, les permitía humillarme. Cuanto más sufria yo, más satisfecho se sentía: su venganza por aquella chica de su infancia. Ahora que me fui, lo rodean la inquietud y un fastidio que no sabe aplacar. Un sentimiento capaz de volverlo loco. Cuando ellas entraron, vio mis vestidos y joyas luciendo en sus cuerpos. Una lIlevaba el conjunto que me regaló por mi cumpleafios; otra, mi collar de compromiso y mi alianza. Pensar que, en cuanto partí, se repartieron mis cosas ---- le pareció intolerable; rugió: -iQuién las autorizó a ponerse eso? jQuítenlo ya! é Cómo se atreven a usar lo que no es suyo? De una patada lanzó un jarrón escaleras abajo; se hizo trizas al caer. Era la primera vez que lo veían tan fuera de sí; asustadas, se quitaron enseguida la ropa y las joyas. - Se fue y se iban a desperdiciar... -murmuró una, a regafiadientes. Moye acarició el anillo, sin ganas de soltarlo, y se aferró al brazo de Bruce con mimo. -Estoy embarazada; déjame el anillo, isí? Las pupilas de Bruce se contrajeron; su expresión se oscureció de golpe. Las demás contuvieron el aliento al oír la noticia; la miraron con una mezcla de lástima y temor. Moye no entendía: éno se supone que era una buena noticia? ;Por qué parecían asustadas? Enfurecido, Bruce le arrancó el anillo de un tirón y la ---- regahó con voz cortante: -iCómo te atreves a pedir algo que no te pertenece? - Y ese nifio... no eres digna de traerlo al mundo. Se volvió hacia un sirviente y ordenó, impasible: -Llévensela a interrumpir el embarazo. Moye se quedó petrificada, sin reaccionar. Solo cuando los sirvientes se acercaron para sujetarla, rompió a suplicar, presa del pánico. -iNo, Bruce! jEs tu hijo! - Decías que me amabas... ;cómo puedes deshacerte de nuestro bebé? Bruce soltó una risa burlona; en su mirada centelleó el desprecio. -Jamás te he amado. A Moye le cayó como un rayo; empezó a temblar, helada de miedo. Los sirvientes ya la sujetaban. Ella forcejeó, sollozando: ---- -iNo... Moye, no mates al bebé, por favor, déjalo vivir! Bruce ni se inmutó; dejó que le taparan la boca y se la llevaran arrastras. Las demás mujeres bajaron la cabeza, mudas. Bruce las recorrió con la mirada, fría y desconocida. -Hagan sus maletas y lárguense de mi casa ahora mismo. Entendieron la indirecta; subieron en silencio a empacar y se fueron. Observé la escena y solté una risa helada. Así que tampoco a Moye la amaba: ni siquiera quiere a su hijo. Solo la utilizó para torturarme. Seguro ni recuerda los nombres de estas mujeres; a él solo le importa la diversión. Y ellas, por codicia y egoísmo, se lo buscaron. Ahora que me fui, ya no le sirven; las desecha como ---- herramientas rotas. Total, si quiere compafieras nuevas, las encontrará en un abrir y cerrar de ojos.
