---- Capítulo 7 Cuando la casa quedó en silencio, Bruce seguía intranquilo, así que salió a beber con unos amigos, decidido a emborracharse. Unos días después, por boca de Wolvent supe que Bruce había echado a todas las mujeres y obligado a Moye a abortar. Moye, destrozada, deambulaba como un fantasma. Me sorprendió; creí que ella sería la excepción, pero ni siquiera a ella le permitió tener a su hijo. En diez ahos varias mujeres quedaron embarazadas; Bruce jamás dejó que ninguna diera a luz, ni siquiera yo. Recuerdo que, a un mes de la boda, quedé embarazada. Se lo conté radiante y él me arrastró sin piedad a interrumpirlo. Nunca olvidaré cómo ordenó que me ataran y, entre insultos, me escupió que no merecía parir, que aquella vida sería mi expiación. Al parecer, solo la nifia de sus recuerdos habría sido ---- digna. Estos días Wolvent me acompafia a diario; si nota mi tristeza, me cuenta chistes para animarme. Nos hemos vuelto tan cercanos que ya no tenemos secretos. - Ven, prueba -me ofreció- . Preparé este filete para ti Colocó el plato ante mí. Miré aquella carne perfecta y pregunté, incrédula: -; De verdad lo cocinaste túá? Asintió. Sus ojos, suaves como agua, buscaban mi elogio. -Entonces eres increíble. No es común ver a un Alfa cocinando. Probé un bocado delicioso y le levanté el pulgar. De pronto sentí que lo conocía de antes, aunque no recordaba los detalles. -êNos hemos visto antes? ---- Wolvent sonrió, se 1Ilevó un dedo a los labios y guardó el misterio. Iba a insistir cuando un alboroto subió desde abajo: alguien me lIlamaba. El semblante de Wolvent cambió; bajó primero y yo lo seguí. -iWolvent, sal de una vez! En el vestíbulo me encontré con Bruce. Sus lobos se encaraban con los de Wolvent, listos para atacar. Comprendí que venía por mí y avancé, pero Wolvent me sujetó la mano. -Tré contigo a romper el vínculo. Parpadeé sorprendida y asentí sonriente. Agradecí no estar sola. Bruce, al ver nuestras manos unidas, rugió; su voz retumbó en la sala. -iWolvent, te atreves a robarme a mi esposa! ---- Me desconcertó: era la primera vez que me Ilamaba así. Durante afios solo fui "la zorra". Ahora que me fui, el título cambiaba; resultaba casi cómico. Y aun así, verlo me pinchaba el pecho de dolor; pero hay cosas que deben quedarse atrás. -FcCelina, éte enamoraste de é|l? - preguntó Bruce, incrédulo, con los ojos húmedos. -iCuándo vas a romper nuestro vínculo? -repuse; mientras siga marcado, no seré libre. -Eres mi compahera; ícómo se te ocurre romperlo así, sin más? -bramó, negándose otra vez. - Bruce, tú no me amas, ipara qué retenerme? - Si tu intención era vengarte, diez ahos bastan. Mi padre está muerto, humillaron incluso sus cenizas... é qué más quieres? -iTambién quieres mi vida? La rabia me sacudía los hombros; de pronto sentí que nada podía hacerle cambiar. Bruce se estremeció y guardó silencio. ---- Sus ojos se Ilenaron de desconsuelo; su voz sonó casi arrepentida: -FCelina, lo siento. No sabía que tu padre había muerto... ni que aquellas cenizas eran suyas. Me quedé pasmada. iBruce estaba pidiendo perdón!
