---- Capítulo 6 Muy pronto, Felipe y yo nos dirigimos al territorio de la Manada Luna Plateada, a un lugar Ilamado Pico Cresta Lunar, me Ilevaron a la guarida del Alfa Luciano. La imponente figura de Luciano apareció en la entrada de la cueva. En cuanto sus ojos dorados se posaron en mi rostro pálido y mi aspecto débil, se suavizaron. Se acercó corriendo, Ileno de preocupación. -iElena! -dijo, avanzando a grandes zancadas y tomando cuidadosamente a Felipe de mis brazos. Su mano cálida y seca acarició suavemente mi frente. Entonces, una poderosa ola de energia alfa fluyó hacia mí, calmando las heridas de mi alma. -Estás herida - , con voz grave, como si tratara de contener su ira. León le contó rápidamente todo lo que habia pasado en las Cascadas Sombra Lunar. Luciano escuchó, y un destello frío brilló en sus ojos. -Román... -pronunció el nombre con voz helada. Durante los siguientes días, Luciano me cuidó de manera extraordinaria, y poco a poco, tanto mi cuerpo como mi espíritu, comenzaron a sanar. Felipe también se adaptó rápidamente a la vida con la Manada Luna Plateada, la luz habia regresado a sus ojos. La noche en que la luna de sangre volvió a estar Ilena, Luciano y yo ---- celebramos nuestra ceremonia de apareamiento, tal como habíamos planeado. Llevaba puesto el vestido Estrella Nocturna, el que no pude usar en las Cascadas Sombra Lunar. Era un símbolo: mi pasado había muerto, y mi futuro comenzaba en ese momento. En el altar, Luciano se arrodilló y me puso alrededor del cuello el collar de cabeza de lobo de cristal sagrado de luz lunar, la marca de la Luna de la manada Luna Plateada. Luego, se incorporó y me atrajo hacia un beso profundo. Fue tierno, pero firme, una clara declaración de posesión Toda la Manada Luna Plateada estalló en vítores, también estaban presentes representantes de la Manada Arroyo Piedra. El Viejo Alfa Marco, se veía agotado. Carlos también estaba alli, escondido en el rincón más oscuro, sus ojos eran como una sombra que no podía quitarme de encima, clavados en mí. Podia sentir los celos, la amargura, el arrepentimiento... y una obsesión enloquecedora emanaban de él. -iDeténganse! -un rugido crudo y desgarrado estalló desde los lobos de Arroyo Piedra. iEra Carlos! iYa no podía contenerse más! Se lanzó hacia adelante como una mancha negra, atravesando a los guardias y dirigiéndose directamente al altar. La energia salvaje de un alfa superior se derramó de él, ya sin ocultarse, inundando la ceremonia. Muchos de los lobos de menor rango gimotearon y se dejaron caer al suelo, aterrorizados. -iElena es mía! ;Siempre será mia! -gritó, con los ojos inyectados ---- en sangre, fijos en mí. Luciano me empujó detrás de él, su propio poder alfa dorado Ilameó, chocando con la energia salvaje y oscura de Carlos. El choque de sus auras alfa produjo un estruendo ensordecedor, y todo el Pico Cresta Lunar tembló. -iCarlos! -la voz de Luciano era fria y autoritaria, Ilena de la autoridad innegable de un alfa-. ji Te atreves a causar problemas en mi ceremonia de apareamiento?! -jElla no te pertenece! -Carlos parecía un loco, olvidó completamente que se suponía que era "Román'". Sus garras estaban extendidas, brillando peligrosamente-. jElena, regresa conmigo! jSé que sigues enojada conmigo, pero puedo explicártelo! ; Podemos empezar de nuevo! -iBasta! -salí de detrás de Luciano, enfrentando el rostro desencajado de Carlos-. No queda nada entre nosotros, mi compatiero es el Alfa Luciano, así que necesitas enfrentar la realidad y dejar de hacer el ridículo. Felipe valientemente se interpuso frente a mí, grufiendo de forma amenazadora hacia Carlos. -iNo te atrevas a intimidar a mi madre! ;Mi Padre, Luciano, nos protegerá! -Felipe... -Carlos miró los ojos hostiles de mi hijo, con el corazón claramente destrozado. En ese momento, un grupo de guerreros élite de Luna Plateada rodearon a Carlos. El Viejo Alfa Marco se acercó corriendo, con el rostro sombrio, tratando de agarrar a Carlos, aún Ilamándolo cuidadosamente, ---- Román. -iRomán! jzEstás loco?! iDetente! Pero Carlos actuó como si no escuchara nada, sus ojos seguían fijos en mí, suplicantes. -Elena, solo dame una oportunidad más... por favor. Luciano se adelantó y me atrajo hacia sus brazos. Luego, frente a todos los lobos, inclinó la cabeza y me besó profundamente: de forma posesiva, pero increíblemente tierna, Carlos se quedó paralizado. Parecía un lobo solitario derrotado, mientras los guerreros de Luna Plateada lo arrastraban, forcejeando, lejos del altar. Mi ceremonia de apareamiento tuvo un poco de drama, pero terminó sin problemas al final. Puse mi mano en la grande de Luciano, y nos quedamos lado a lado, aceptando las bendiciones de todos los lobos. Felipe se paró orgullosamente al otro lado de Luciano, sonriendo a la multitud como un verdadero pequeãio alfa. Cuando el Gran Chamán anunció que éramos oficialmente compaíeros, pude sentir la mirada de Carlos quemándome la espalda. Escuché un gemido ahogado, casi inhumano, desde el rincón, que juego, fue ahogado por los grufiidos de advertencia de los guardias de Luna Plateada, La ceremonia terminó perfectamente. Yo, Elena, me convertí en la Luna de la Manada Luna Plateada, la única y verdadera compaíera del Alfa Luciano.
