---- Capítulo 7 Ella, con los ojos enrojecidos, escuchaba mis últimas palabras, las lágrimas brotando de sus ojos. Cuando hablaba, se veía especialmente furiosa, como una leona protegiendo a sus cachorros. -Todos piensan en ti, 4y tú? Has pensado en ti misma alguna vez? Lloraba desconsoladamente, sin rastro de la delicadeza y belleza de antes. Queria limpiar las lágrimas de sus mejillas y decirle que no Ilorara. Solo estaba cansada, solo iba a otro mundo. Pero ella seguía Ilorando, llorando por mi y compartiendo mi dolor. Sin embargo, no podía consolarla. Porque estaba cansada. 9. Cerré los ojos. Pensé que al volver a abrirlos estaría en el cielo. Pero, tras mi muerte, continué vagando por este mundo en forma de espíritu. Observé a Irene, que se lanzaba sobre mi cuerpo, gritando desgarradoramente: -Catalina, imujer sin corazón! jNo puedes morir! ;Mi bebé te está esperando para que lo abraces! Vi cómo el monitor cardíaco pasaba de sus ondas a una línea recta, y, a pesar de todo, sentí un alivio. El tratamiento para el cáncer de hígado dolía muchísimo. Probé innumerables métodos: extirpaciones de tumores, quimioterapia, radioterapia, pero todo fue en vano. Se me caía el cabello a mechones, pero me negué a afeitarme la cabeza. Al ver mi propio rostro en la muerte, me reí a carcajadas. Qué fea era. Irene ni siquiera se rió de mi apariencia. Pero, al darme cuenta de que realmente había muerto, sentí un dolor ---- en el corazón y abracé a Irene, que estaba al borde de la desesperación. Ella pareció sentir algo y, mirando hacia donde yo estaba, dijo con rabia: -Catalina, si de verdad estás aqui, isopla un poco de viento hacia m, por favor! Era tan ingenua. ;Cómo podría controlar el viento si me habia convertido en un fantasma? No soy una diosa. Pero justo en ese momento, una ráfaga de viento sopló, y su mirada se iluminó de sorpresa. -iLo sabia! |Sabía que no podrias dejarme sola! Irene Iloraba y reía a la vez. -No te preocupes, cuidaré de tu madre y también del bebé. No te vayas, cvale? Susurró hacia el viento, pero no hubo otra respuesta. La expresión en su rostro se volvió rígida. Esperó mucho tiempo, y al final, con resignación, secó sus lágrimas y comenzó a preparar mis funerales. Irene me conocia bien; me enterró en un lugar pintoresco, junto a una pequeãa cabafia que alguna vez mencioné. Un hogar sencillo y lleno de amor, donde los puentes cruzaban ríos cristalinos. En la fria lápida, había una foto de mí de la universidad, sonriendo radiante, pareciendo despreocupada. Irene levantó la mano y acarició la imagen de m, con la voz entrecortada: -Catalina, en la próxima vida, aún seremos buenos amigos. Esta vez, yo te protegeré, ;vale? -Está bien -aunque ella no podía escucharme, respondí en voz baja 10. ---- Al ira mi habitación a recoger mis cosas, Irene se encontró justo con Daniel, que regresaba a casa para ocuparse de algunos asuntos. -lrene, 4 qué haces en nuestra casa? Su mirada se volvió cautelosa al ver lo que Irene Ilevaba en las manos. -Estás ciego? iNo me hagas preguntas tontas! La lengua afilada de Irene nunca me decepcionaba. La observé enfrentarse a Daniel con tanta seguridad, Ilena de admiración. Si yo hiciera lo mismo, probablemente me echarían al día siguiente. -iY Catalina? ;Vienes a recoger sus cosas? i Eres su sirvienta? Qué caprichosa es!
