---- Capítulo 8 -Me encanta atenderla, a diferencia de algunas personas que no pueden soltar el pasado -en ese momento, los ojos de Irene se Ilenaron de lágrimas, y su tono se volvió mucho más suave. Daniel apretó los labios, su mirada se posó en los objetos que ella sostenía. Al ver la foto en la parte superior, se quedó paralizado. -iNo habia tirado Catalina esta foto hace tiempo? -éDe qué estás hablando? jMe voy! Irene no sabía que habia tirado la foto frente a Daniel. Solo queria cumplir con cada una de las promesas que le había hecho. Daniel, rápido de reflejos, le quitó la foto de las manos, -Ese objeto debería haberse tirado hace tiempo, cpor qué te lo llevas? -iTú! Eres completamente ingratitud, zsabes que esto es de Catalina...? -Irene se tragó las últimas palabras. -iDe qué? -preguntó Daniel, persiguiéndola. -iNada! Si te lo quieres Ilevar, tómalo. já ella ya no le importarán estas cosas! Irene ya no pudo mantener la calma y salió corriendo de la villa con lo que le quedaba. Daniel se quedó parado unos segundos, mirando la foto de nosotros dos, sin poder hablar. En ella aún había manchas de sangre que no se limpiaron, justo sobre mi rostro. Con el tiempo, esa mancha se había vuelto de un color marrón rojizo. No entendia por qué mi alma no se había ido con Irene, pero tenía una extrafia presentimiento. La oportunidad de reencarnación ---- podria estar ligada a Daniel. Daniel arrugó la foto en su mano. Pensé que la tiraría a la basura, pero me sorprendió al guardarla en el bolsillo de su pantalón y dirigirse a su oficina. La oficina de Daniel en la familia Vargas era casi un lugar prohibido; ni siquiera los sirvientes se atrevían a limpiar alli. Cuando abrió la puerta, frunció el cefo y cubrió su nariz con la mano, como si el aire estuviera cargado de algo desagradable. Finalmente se detuvo en el lugar donde me habia caído la última vez. En ese momento, estaba tan cansada que no quería ayudarlo a limpiar. El lugar, limpiado de cualquier manera con un paíiuelo, parecía una escena de crimen. Su cuerpo se estremeció por un instante, y su expresión reflejaba asombro. Pasó un tiempo antes de que Daniel cruzara la mancha de sangre Sseca y se sentara en la silla de su escritorio, mirando su teléfono en un estado de ensuefo. Se veía desocupado, revisando uno a uno los mensajes. Poco a poco, se detuvo en la conversación entre nosotros. El último mensaje que le habia enviado era: [Si muero, me perdonarás a mí y a mi madre?] El tiempo mostraba que habían pasado seis meses. No me respondió. Tampoco volví a hacerme la tonta preguntándole sobre esas cosas absurdas. Salió de la página y volvió a entrar. Repitió ese gesto muchas veces. Sin embargo, ya no esperaba su respuesta. En esas noches y días de lucha contra el cáncer, descubrí que tal vez no lo amaba tanto. Porque realmente dolia, un dolor tan intenso que no podía pensar en el amor ni en el futuro incierto que compartíamos. 1. ---- Daniel se iba a casar. La boda era grandiosa, el escenario que siempre habia sofiado. Pero Daniel se veía especialmente ansioso, miraba su teléfono con frecuencia, incluso cuando Estrella se acercó a él vestida de novia, no lo notó. -éiQué te pasa últimamente? Estás distraído, jno olvides lo que me prometiste!- -Lo sé, cpuedes hablar un poco menos? - Daniel parecia muy impaciente-. Cuando obtenga por completo la herencia de la família Vargas, irás a Francia con tu amante, así que, ino me molestes por ahora! -iPor qué me gritas a mi? -Estrella se mostró descontenta de inmediato, frunció el ceão y apartó la mirada. A Daniel no le importaba en absoluto su estado de ánimo. Cuando vio a mi madre aparecer, su mirada se iluminó.