Capítulo 24: Cuando volvió en sí, se encontró a Noah junto a su cama, con el rostro marcado por la preocupación, mientras le ofrecía agua y medicinas con delicadeza. «Es tu propio cuerpo. No lo trates tan mal». Aunque su tono era tranquilo en ese momento, se grabó en su memoria. Esas palabras la habían impulsado a cuidarse mejor, asegurándose de comer con regularidad, sin importar las circunstancias. Lo que antes le había reconfortado ahora la atravesaba, dejándole una herida dolorosa. Noah observó a Sadie, que miraba fijamente al suelo, aparentemente perdida en su propio mundo. Los minutos pasaban sin que su expresión cambiara. Frunció el ceño y su preocupación se convirtió poco a poco en irritación. Justo cuando estaba a punto de enfrentarse a Sadie, ella se inclinó hacia delante, con movimientos bruscos, agarró el plato y se llevó una cucharada de sopa de almejas a la boca. El intenso sabor a marisco de la sopa bombardeó inmediatamente sus sentidos, demasiado fuerte para su gusto. Su rostro se contorsionó con asco mientras su estómago se rebelaba contra el sabor. Con un movimiento rápido, dejó el plato a un lado y pasó junto a Noah, saltando a la pata coja mientras se apresuraba hacia el baño. Sus dedos se clavaron en el asiento del inodoro mientras se inclinaba y vomitaba hasta que no quedó nada. Noah se quedó en la puerta, su enfado inicial se desvaneció y se convirtió en preocupación al verla temblar. Se acercó y extendió la mano para consolarla, pero ella la apartó con un gesto débil pero decidido. —Sadie… —¡No me toques! —La voz de Sadie era entrecortada, tensa por el esfuerzo de las arcadas. Noah se detuvo, con la mano suspendida en el aire, el rostro nublado por una mezcla de dolor y confusión. —Déjame llevarte al hospital —sugirió apresuradamente. —¡No! —La negativa fue tajante e instintiva por parte de Sadie, que se apoyó contra la fría pared del baño, con los brazos protectores alrededor del abdomen. Sus ojos, llenos de una mezcla de miedo y rebeldía, se clavaron en los de él. El aire entre ellos se espesó con palabras no pronunciadas, y las sospechas de Noah volvieron a su mente, la idea de que ella pudiera estar ocultando un embarazo lo atormentaba. Entrecerró los ojos, y el peso de sus miedos y frustraciones hizo que sus siguientes palabras fueran duras y decididas. —¡Esta vez no puedes decidir tú! Su voz era inflexible, cerrando cualquier posibilidad de protesta. Justo cuando Noah estaba a punto de dar un paso adelante y coger a Sadie en brazos, su teléfono sonó con un tono estridente. El nombre «Kyla» apareció con urgencia en la pantalla. Sin pensarlo dos veces, Noah respondió. La voz de Kyla, suave y frágil, se filtró a través del auricular. —Noah… Siento que algo va mal en mi corazón… Creo que mi antigua enfermedad está volviendo a aparecer. ¿Puedes venir a recogerme y llevarme al hospital? Había una dulzura suave y nasal en la voz de Kyla que hacía difícil no sentir pena por ella. Los ojos de Noah se dirigieron hacia Sadie. Estaba sentada acurrucada en un rincón, con una postura que recordaba a un gatito privado de seguridad, con los brazos fuertemente envueltos alrededor de sí misma. Su rostro pálido, los labios apretados en una fina línea y los ojos llenos de inquietud y actitud defensiva pintaban un cuadro de vulnerabilidad capaz de ablandar el corazón más duro. Una ola de incomodidad invadió a Noah, haciendo que apretara el teléfono con más fuerza. Se encontró atrapado en un momento de profunda indecisión, dividido entre dos llamadas que reclamaban su atención. La voz de Kyla, teñida de fragilidad, rompió el silencio una vez más, seguida de dos suaves toses. —Bueno, si es mucha molestia, no pasa nada. Al fin y al cabo, es bastante tarde. Puedo esperar hasta mañana para ir al médico. No es urgente. —Sus palabras eran educadas, pero en ellas se percibía una acusación tácita de negligencia, envuelta en una silenciosa resignación. Noah sintió como si un puño invisible le apretara el corazón. Su vacilación anterior se desvaneció al instante. «Ahora mismo voy», declaró con voz firme, sin dejar lugar a dudas.
