---- Capitulo 1. El dia que acepté la oferta del Jefe de los Sanadores, coincidié con el Festival de la Luna Llena, el dia mas sagrado para nosotros, en el que las familias de hombres lobo se reunian y celebraban juntas. Mi asesor académico y mentor, me acompafié hasta la puerta de las cdmaras de sanacién. -En cinco dias comenzaran tus quince afios de aislamiento, Ambar. Recuerda despedirte bien de tu familia -me aconsejé, con su voz suave. El Territorio del Norte siempre era frio, aun asi, permaneci en la esquina de la calle durante lo que parecieron horas, hasta que finalmente reuni el valor suficiente para intentar conectar mentalmente con mis hermanos. No fue una sorpresa descubrir que hacia tiempo habian bloqueado mi enlace mental. Con un suspiro, saqué el teléfono y llamé a Alex. Veinte afios de hermandad debian significar algo, zno? Por muy mal que se hubieran puesto las cosas entre nosotros, al menos mereciamos tener una ultima comida juntos. Sin embargo, colgé mis Ilamadas una y otra vez, hasta que apago el mévil por completo. Me tragué mi orgullo y marqué el numero de Ricardo. Esta vez, después de una eternidad de timbres, se digné a contestar, como si ---- me estuviera concediendo un gran favor. Temiendo que colgara, me apresuré a hablar: -Hoy es el Festival de la Luna Llena. {Podriamos... podriamos celebrarlo juntos en casa? -El silencio se extendié al otro lado de la linea, asi que, con cuidado, afiadi-: Compré regalos para todos. incluso encontré un vestido como el de la Diosa de la Luna para Wendy, es su estilo favorito. Wendy era la Omega huérfana que mis hermanos habian adoptado. -Gracias a ti, Wendy ni siquiera ha salido del hospital, asi que estamos aqui, cuidéndola -dijo Ricardo, con voz fria e impaciente-. {Como te atreves siquiera a mencionar celebrar el Festival de la Luna Llena? -Entonces, gpodria llevar los regalos al hospital? -pregunté, fingiendo no haber ofdo el desprecio en su tono-. Podriamos celebrar alli mientras la cuidamos. {Eso les gustaria? Nunca habia suplicado asi. Desde la llegada de Wendy, Ricardo, Alex y yo, habiamos discutido constantemente durante afios, pero ni en nuestras peores peleas, habia bajado la cabeza de esa manera. No obstante, esta vez era diferente... con una separacién asi, gquién sabia cudndo, o si volveriamos a vernos? Ricardo guardé silencio. Tras una pausa incémoda, la voz dulce e infantil de Wendy rompié la tension: -Quiero el vestido de la Diosa de la Luna. =Lo llevaré enseguida -respondi de inmediato. ---- Temiendo que volvieran a rechazarme, colgué répidamente. Después de la llamada, me desvié al centro comercial para recoger los regalos que habia encargado con antelacion. Durante afios, habia trabajado muy duro hasta ahorrar quince mil ddlares, y, ahora, gastaria cada centavo en esos obsequios. Para mi hermano Alex, el Alfa, compré un precioso cristal curativo, ya que siendo un guerrero de la manada, solia lesionarse con frecuencia, Para Ricardo, mi hermano Beta, encontré un antiguo libro de hierbas que llevaba tiempo codiciando, para mejorar en sus estudios sobre medicina. Y luego... el vestido de la Diosa de la Luna para Wendy... Siempre habia querido uno asi para mi, pero nunca me senti conforme con hacer semejante gasto. Ahora, lo compraria para regalarselo a Wendy, ya que ese seria mi Ultimo festival con mis hermanos, y deseaba que fueran felices. Con todos los regalos en mano, me apresuré a llegar al hospital. La habitaci6n solo tenia una pequefia mesa, apenas suficiente para que tres personas se sentaran alrededor. Ricardo alz6 la vista cuando entré, pero, antes de que pudiera decir algo, tomé una silla pequefia y me coloqué junto a la alta ventana. Por el rabillo del ojo noté que se detuvo un instante, aparentemente sorprendido por mi accién. Pero su desconcierto apenas duré unos segundos, ya que répidamente volvié a su tarea, ayudando a Wendy a probarse su nuevo vestido y ajustando la tela plateada sobre sus hombros. Las sillas del hospital eran duras, por lo que Alex tomé una almohada y la acomod6 tras la espalda de Wendy, para que estuviera mas cémoda