---- Capítulo 8 Lucía acariciaba con delicadeza mi urna. Una lágrima cálida cayó sobre la superfície fria, rompiendo el silencio con un eco casi sagrado. Yo, desde algún lugar fuera de todo, sentí el alma revuelta en un torbellino de emociones. -Evina... cuando éramos nifias, tú me sacaste de aquel ático que era un infierno. Ahora me toca a mí liberarte a ti. Después... . podrías visitarme más seguido en mis suefios? Sin ti, la vida se vuelve tan vacia... tan solitaria. Hubiera preferido morir yo. Tú eras tan buena, tan brillante... tá merecias vivir feliz. Las lágrimas comenzaron a caer una tras otra, tifendo la urna como si fueran gotas de lluvia marcando la despedida. Lucía se agachó, hecha un ovillo, como una nifa perdida en busca de refugio. Como alguien que alguna vez fue acogida con amor... solo para ser abandonada después. Se quedó parada en la esquina de la calle, sin rumbo, como si el mundo le hubiese cerrado todas las salidas. Yo me puse a su lado, acariciando su cabello una y otra vez. -Lo siento, Lucía... ---- Fui tan ingenua. Creí en un amor que no existía... Y al final, también te fallé a ti. -iNifa! |Mi niõia! ;Devuélvele a tia a Evina, por favor! iTe lo suplico! Mis padres y David Ilegaron jadeando. Mi madre cayó de rodillas, deshecha, con las manos unidas como si rezara a un dios sordo. Suplicaba que Lucía dejara la urna. Pero Lucía la abrazó aún más fuerte, con los ojos encendidos de desconfianza. -éQuieren que se las entregue a ustedes? jA ustedes, que la asesinaron! La lastimaron tanto... su muerte fue por su culpa. Laura y Roberto serán los asesinos materiales, pero ustedes.. ustedes también la mataron. Evina jamás estaría en paz con ustedes. -Un compaíiero infiel que la traicionó...Padres ciegos de favoritismo que nunca vieron su dolor. iSe arrepienten ahora? iPues vayan y muéranse ustedes también! Las palabras de Lucia cayeron como piedras. Los tres se quedaron paralizados. Ella, envuelta en su delgado abrigo negro, se marchó con mi umna apretada contra el pecho. ---- Y esta vez, nadie se atrevió a seguirla. -Mufiequita, mueve la manita, una mordida para ti, otra para mí, el dulce más rico es para la amistad. Las nubes se dispersaron. El sol volvió a acariciar la tierra con su luz dorada. Lucía tarareaba aquella canción infantil que solíamos cantar juntas. Sus pasos eran ágiles, Ilenos de libertad. El viento olía a escape, a alivio. Fui enterrada bajo el árbol de osmanthus que tanto amábamos de nifias. Las flores empezaban a brotar, Ilenando el aire con su aroma embriagador. El árbol estaba frondoso, Ileno de vida. Lucia Ilegó temprano esa mafiana. Llevaba mi vestido blanco favorito, una tarta de fresa y café frio en las manos. Se sentó sobre el pasto y se quedó conmigo, Yo me recosté a su lado, cerré los ojos y sentí su presencia como un suspiro cálido. Su sola existencia tenía ese algo que me calmaba el alma, Ella, como si pudiera oírme, comenzó a hablar. ---- Me contó sus penas, sus días grises. Las cosas tontas que la hacían reír. Las notícias de casa. Por ella supe que Laura y Roberto estaban en prisión. Que el hijo que Laura tuvo se lo dejaron a David, pero la prueba de paternidad confirmó que no era suyo. Nuestro hotel había quebrado, clausurado por deudas. David vivía en la miseria, perdido entre botellas. Lucia sonrió, como si por fin saliera de la sombra de mi ausencia. -Lucia... viniste tan temprano. Detrás, mis padres y David Ilegaron también. Traían pasteles y dulces. Los mismos que de nifias solo le compraban a Laura. Ahora, por fin, también se acordaban de mí. No sentí alegria. Ni sorpresa. Apenas un poco de desprecio, -Vaya, vaya.. -iQué milagro! -dijo Lucía acostándose en el pasto, masticando una ramita de zacate como si fuera chicle, -Qué difícil, zeh? Quién diría que se acordarían del cumpleafios de ---- Evina. Yo pensé que su única princesa era Laura.
El día del rito de marca, mi compafiero se casó con mi hermana - Chapter 8
Updated: Oct 24, 2025 5:15 AM
