---- Capítulo 8 Su tono era directo, sin juicio alguno. No pude evitar darle un pequeão golpecito en el brazo. -ÉI tiene veinticinco, tú treinta y dos. No hay tanta diferencia. Deja de actuar como si fueras un anciano sabio --Moví la mano con desdén, pero sentí el calor subir por mi cuello-, no le des tantas vueltas. Simplemente lo contraté cuando abrí la tienda. Él necesitaba trabajo, y yo necesitaba ayuda. -Imposible. -La voz de Nicolás sonaba Ilena de certeza absoluta. -Soy al menos un Beta, ahora Alfa interino. Sé leer a los lobos muy bien Sefaló hacia donde Fidel habiía desaparecido dentro del restaurante. -Nadie que tiene para comprarse zapatos italianos de cuero y ese reloj suizo estaría trabajando en tu pequeãa florería por unas pocas gemas baratas, -Está aquí porque quiere estar cerca de ti. Esta vez no pude mantener mi expresión indiferente. Forcé una sonrisa frágil. Luego inconscientemente me cubrí el abdomen bajo, un gesto automático después de meses de duelo. -Nicolás, ahora solo soy una Omega. Y ya no tengo derecho a amar a nadie. Las palabras salieron más amargas de lo que esperaba. ---- Nicolás quedó en silencio al instante, su expresión cambiando a una de profundo pesar. Se sirvió un trago y murmuró, -Después de que "moriste", Marcos creyó que realmente te habias ido para siempre. Estuvo destrozado bastante tiempo. Dejó de comer, de dormir. Solo se sentaba junto a tu tumba hablando con tu lápida por horas. -Los ancianos no soportaban ver a su Alfa destruirse, así que arreglaron que vigilara las fronteras del norte, lejos de todo lo que le recordaba a ti. Sentí una satisfacción amarga, como una victoria que en realidad no significaba nada. -Los otros dos errantes además de Celeste fueron encarcelados en la Prisión de Plata, como estaba planeado. Ella Ilevaba en su vientre un hijo de Alfa, así que el Consejo estaba dispuesto a mostrar indulgencia. La voz de Nicolás se volvió fria, casi depredadora, -Pero yo me encargué de ese problema. Lo miré sorprendida, con mi vaso detenido a medio camino hacia mis labios, -Nicolás, Marcos me trató así por ese nifio, £y tú realmente te atreviste a eliminarlo? Nicolás sonrió, pero era una sonrisa de lobo, Ilena de dientes y sin calidez alguna. -EI Alfa me dio la orden personalmente. Un hechicero oscuro veríficó que el nifio no era suyo. Celeste lo habia estado engafiando ---- desde el principio, como a todos los demás. Después de esa revelación, é| se vino completamente abajo. -Como nunca recibió tu carta de perdón, la Prisión se preparaba para arrestarla de todos modos. -Ella intentó desesperadamente que Marcos la ayudara, pero cuando él supo que el nifo no era suyo y nunca lo fue, me dejó todo amí. Su voz sonaba satisfecha. -Arreglé que algunos de los Gammas subterráneos de la manada le infligieran diez veces el daíio que sufriste. -Fueron muy... creativos en sus métodos. -Finalmente, mandé que la arrestaran. Tampoco lo tendrá fácil ahí dentro. -A los demás presos no les cae bien asesinos de nifios. Con esa declaración sombria, me sirvió una copa. -Vine en parte para contarte esto. Te ayudé a conseguir toda tu venganza. Ella está pagando por lo que te hizo a ti, y a tu hijo. Miré el líquido ámbar en mi vaso, pensando todo lo que me habia contado. Finalmente, negué con la cabeza, -He olvidado todo lo que tiene que ver con la Manada Lobo Rojo. No quiero pensar más en eso.
