---- Capítulo 11 Al final, también yo me di la vuelta y me fui. Caminé con pasos firmes. Pero al girar... sin saber por qué, las lágrimas empezaron a caer. No habia razón. No había pensamiento. Solo lágrimas. Como tantas otras veces antes. Pero esta vez... tuve la certeza de que sería la última. Detrás de mí, escuché gritos. Santiago se desmayó. La gente se agolpaba. Alguien gritó pidiendo ayuda. Pero ya nada de eso tenía que ver conmigo. Ese pasado... ya no me pertenecia. Todo lo que me dolió, todo lo que me dejó sin aliento... ya quedó atrás Ahora, iba al encuentro de un futuro sin él Adiós. a Meses después, Valeria vino a visitarme a Santa Lucía del Valle. ---- Trajo consigo una notícia impactante. -Sabías que Jimena si tenía cáncer al final? -me dijo mientras tomábamos café-. Murió hace poco. Ya hicieron el funeral. -çEn serio? -Sí... por eso te digo: no se puede andar jugando con esas cosas. À veces, el destino escucha. Asentí sin decir nada más. La última vez que vi a Santiago fue justo en la puerta de la universidad. Estaba saliendo cuando lo noté, parado allí. Había cambiado. Tenia la ropa bien puesta, el cabello peinado, todo en su sitio. Pero el brillo... el brillo se habia ido. Habia algo gris en su piel. Algo roto en su postura, Parecia un hombre joven... cargando siglos. Nuestros ojos se encontraron. No hubo forma de evitarlo. Él intentó sonreír. Pero solo fue un movimiento leve en las comisuras. ---- No le salió. -Cuánto tiempo -dije con calma-. Sefor Herrera, tengo asuntos que atender. Disculpe. Me dispuse a irme. Él dio un paso, alzó la mano como para detenerme, y bajó la voz. -Te extrafio. No sentí nada. Él me miró fijo, y susurr -Perdón. Aquello... debió doler mucho, gverdad? No contesté. Entonces sacó del bolsillo un frasco. Ese frasco. Sin decir palabra, lo destapó y se lo Ilevó a la boca Yo lo entendí en el acto. Lo observé sin pestafiear. El efecto fue casi inmediato. Su rostro se enrojeció. Las venas del cuello se marcaron. Empezó a respirar con dificultad, rascándose la garganta. ---- Cayó de rodillas. El frasco rodó, estallando contra el suelo. iCrash! Vomitos secos. Cristales rotos clavados en su piel. Sangre. Dolor. Desesperación. El estómago... es el órgano de las emociones. Cuando el alma se rompe, el cuerpo reacciona. Lo mi: desde arriba, sin moverme. Y por un segundo, me sentí agradecida. Sí, agradecida. Porque si él no me hubiera obligado a beber aquella sustancia... Si hubiera tenido que vivir ese mes entera, con conciencia, sabiendo todo.. yo también habría terminado así. Vomitando recuerdos, en cualquier esquina. Le dije, bajando la mirada: -iLlamo a emergencias? Él alzó la cara. ---- Blanco. Agotado. Pero aún así, sonrió. -Renats ipor qué yo no pude olvidarte? No respondií. Y entonces empezó a hablar solo, como si lo entendiera todo recién ahora. -Pensé que los datos lo eran todo. Que los resultados eran verdad absoluta... Pero olvidé lo más importante: el corazón humano. -Una novia traicionada por el hombre que amaba... no tiene otra opción que olvidar. -Y yo, el que mintió... me arrepentí. Te extrafio. Te amo. Y no puedo borrarte, Lo miré un segundo más. No sentí placer ni venganza. Solo un gran cansancio. Sus palabras ya no tenían poder sobre mí. Suspiré despacio: -Sehor Herrera. Coma bien. Cuídese. ---- Di media vuelta. Ymefui. Sin mirar atrás. Desde el principio... nunca miré atrás.