Capítulo 27: «Los papeles del divorcio están firmados. A mis ojos, ya estamos divorciados. Considérame, tu exmujer, inexistente ahora. Siéntete libre de derramar todo tu afecto sobre Verena. Sé que estás ansioso por casarte con ella, pero por el bien de Harold, tendrás que esperar un poco más. Ya has esperado tres años; seguro que otro mes no te resultará demasiado difícil». Lucas entrecerró los ojos y su voz se volvió baja y áspera. —Me alegra que pienses así. Ahora no tenemos nada que ver el uno con el otro. —¡Obviamente! —respondió Belinda con una risa fría antes de terminar la llamada abruptamente. Se dejó caer en el sofá, con expresión sombría y ánimo amargado. Ya no tenía ganas de hablar ni de ver a Lucas. Si pudiera, se habría apresurado a finalizar el divorcio de inmediato, cortando sus lazos por completo. Esperaba que al cortar todas las conexiones con Lucas, finalmente podría liberarse del control que él tenía sobre sus emociones. A pesar de su indiferencia exterior, Belinda estaba todo menos tranquila. En ese momento, el repentino timbre del teléfono interrumpió sus pensamientos. Al mirar el identificador de llamadas, sus ojos brillaron con emoción al responder: «Mamá». «Belinda, ¿podrías venir a casa ahora? Te echo de menos», dijo Holley con voz débil y lastimera. «Claro, iré ahora mismo», respondió Belinda sin dudarlo. La alegría irradiaba de la voz de Holley. «¡Eso es maravilloso! Prepararé tus platos favoritos para el almuerzo». Tras finalizar la llamada, Belinda salió de la finca de la familia Clark y se dirigió a Vera Villas. Su padre había comprado Vera Villas para su madre. El rostro de Holley se iluminó de alegría con la llegada de Belinda. Con entusiasmo, acompañó a Belinda hasta el sofá, con una expresión que era una mezcla de felicidad y alivio. «Belinda, ahora estás preciosa, y eso me llena de alegría. Sin embargo, ¿por qué no me informaste de tu transformación con antelación?». Su voz se sumió en la melancolía. Belinda prefirió permanecer en silencio. La verdad era que solo había conseguido su actual figura delgada hacía tres meses. Cuando se mudó al extranjero, solía llamar a Holley a diario. Durante estas llamadas, Holley solía suplicarle que volviera a casa o se lamentaba de lo molesto que estaba Baker por su partida. Lo peor era que Holley la había presionado con frecuencia para que se disculpara con Kylee. Poco a poco, estas conversaciones habían hecho que Belinda se mostrara reacia a mantenerse en contacto con Holley. Además, su apretada agenda, establecida por su mentor y su esposa en el extranjero, apenas le había dejado tiempo para reflexionar sobre estas tensiones familiares.