Capítulo 34: Lucas miró el logotipo del envase de la comida con el ceño ligeramente fruncido. «¿Qué es esto, Belinda? ¿Esperas que me coma esto?». Belinda, volviéndose hacia él con los brazos cruzados, dijo: «Es de un restaurante de cinco estrellas, difícilmente de calidad inferior». Con un gesto desdeñoso, Lucas apartó el recipiente a un lado, con un tono firme y frío. «Preferiría que me hicieras algo». «¿En serio?», se burló Belinda, con una risa teñida de sarcasmo. «Está bromeando, ¿verdad, Sr. El rostro de Lucas se ensombreció. —Belinda, mi padre te dijo que me trajeras comida, ¡no que me tiraras comida de cualquier sitio para quitármela de encima! Quiero comida hecha por ti. Belinda permaneció impasible. —Esto es lo que he traído. Que te lo comas o no es cosa tuya. Con esas últimas palabras, se dio la vuelta para irse sin esperar ninguna respuesta de Lucas. Cuando se acercó a la puerta para salir, esta se abrió de repente. Cuando Belinda vio a los dos visitantes inesperados, su expresión se tensó. La reacción de Verena fue sutil —un ligero entrecerrar de ojos por la sorpresa—, mientras que el comportamiento de Ryan se iluminó al instante. Thomas, ¿qué la trae por aquí?», le dijo Ryan a Belinda con una sonrisa amistosa. Belinda solo les echó un vistazo, luego pasó junto a ellos y siguió su camino. Verena y Ryan entraron entonces en la oficina. Verena interrogó rápidamente a Lucas: «Lucas, ¿por qué estaba aquí la Sra. Thomas?». En lugar de responder a la pregunta, Lucas preguntó con expresión inexpresiva: «¿Por qué estáis aquí vosotros dos?». Esta evasión aumentó las sospechas de Verena sobre una conexión persistente entre Lucas y Belinda. Ryan respondió: «Verena estaba preocupada porque no habías almorzado, así que te trajo algo». «Ya tengo comida aquí», respondió Lucas, asintiendo con la cabeza hacia el recipiente. Verena miró la comida para llevar, su intuición le decía que era de Belinda. Su mirada cambió cuando dijo: «Esa comida para llevar no es nada nutritiva. Prueba esto en su lugar; es comida casera hecha por el chef de mi familia». Cuando Verena se disponía a tirar el recipiente, Lucas intervino de repente. «No lo toques», dijo. Al instante, la mano de Verena se detuvo en el aire. Ryan intentó calmar la tensión. «Dejemos la comida aquí, Verena. Lucas puede elegir lo que quiere comer». Verena asintió con la cabeza y retiró la mano.
