---- Capítulo 5 Mi padre lo miraba con un odio que le quemaba los ojos. Coco, mi perro, también le mostraba los dientes, amenazante. Después de que comencé mi relación con Ovidio, tuve que llevar a Coco a la casa de mi papá. A Ovidio no le gustaban los perros, ni los pelos, y su actitud hacia Coco siempre fue tan despectiva que al final tuve que elegir entre ellos. Quería abrazar a mi padre, y acariciar a Coco. Me dolía el alma, pero no podía llorar. Sentía cómo mi pecho se desgarraba. Ovidio no mostró ninguna reacción a la hostilidad de mi padre. Con calma, le extendió un pequeão estuche de anillo. -Buenas tardes, sefior. Constanza y yo tuvimos una discusión, pero no puedo creer lo que me dicen... que está muerta. Creo que me están mintiendo. Aquí está el anillo que quería darle. Cuando nos comprometimos, no tuve tiempo de entregárselo. ---- Mi padre lo miró con desconfianza antes de aceptar el estuche. Lo abrió y, de inmediato, su rostro se encendió de ira. -REste anillo es al menos dos tallas más pequeãho que el dedo de Constanza. jEres un desgraciado! ;Llevan afios juntos y ni siquiera sabes su talla? |Nunca mereciste todo lo que ella hizo por ti! Las palabras de mi padre no parecieron suficientes para desahogar su rabia. Con un movimiento rápido, arrojó el estuche directamente contra la frente de Ovidio. Lo vi todo, impotente, observando a mi padre estallar y a Coco tensarse. Lo siento, papá. Lo arruiné todo. Arruiné mi vida, arruiné nuestras vidas. Morí. Y ahora ya es demasiado tarde para arreglar nada. Te hice pasar por lo que nadie debería: un padre enterrando a su hija. ---- Ovidio tenía una mancha roja en la frente donde el estuche lo había golpeado. Mi padre, con el rostro endurecido, lo miró fijamente. - Nunca me gustaste. La única razón por la que te toleré fue porque Constanza me rogaba, me hablaba de ti como si fueras lo mejor. Incluso hicimos una apuesta. Ella juró que me demostraría que valías la pena. Pero perdió. jPerdió! Ovidio bajó la cabeza, derrotado, pero sus palabras no trajeron satisfacción. Solo sentía un nudo en el estómago. Quería vomitar. Con voz baja, él dijo: -T-Lo siento, sehor. Comprar un anillo adecuado no será problema, le prometo que le conseguiré uno que sea perfecto para Constanza. Mi padre, estupefacto, levantó un dedo tembloroso y le gritó: -iLárgate! jConstanza está muerta! jMuerta! ;De qué sirve ahora? jVete ya! Coco, que ya había mostrado su desdén por Ovidio, no necesitó más sefiales. Tan pronto como las palabras ---- de mi padre resonaron, el perro se lanzó sobre él, derribándolo. Lo mordía con furia, destrozando su ropa y clavando los dientes en su carne. Ovidio apenas podía defenderse, simplemente se rindió, permitiendo que Coco lo atacara. Mi padre, temiendo que la situación fuera demasiado lejos, intervino como pudo, luchando por calmar a Coco antes de que causara más dafio. Cuando finalmente logró detener al perro, Ovidio yacía en el suelo, ensangrentado, como un desecho olvidado. Mi padre soltó un largo suspiro y, resignado, lamó a una ambulancia. FRA Ovidio había sido hospitalizado. Aldara, Esperanza y Serafina decidieron visitarlo, aunque con un propósito muy distinto al de mostrar apoyo. Aldara le entregó un video. ---- Clara había destruido todas las cámaras de seguridad del laboratorio aquel día, pero olvidó un pequefhio detalle: yo había instalado una cámara oculta para proteger los experimentos en la etapa final. El rostro de Ovidio tembló mientras sostenía el dispositivo, y cuando comenzó a escuchar a Clara en el video, su cuerpo entero se estremeció. -Constanza, la que no es amada siempre será la intrusa. Ovidio solo puede elegir entre tú y yo. éTe atreves a apostar quién ganará? Su respiración se entrecortó, y su cuerpo parecía a punto de desmoronarse. La ironía me golpeó con fuerza. Sí, Ovidio, tú elegiste. Y elegiste a Clara. Ahora, tu arrepentimiento es tan patético que resulta insoportable. Cuando en el video apareció mi cuerpo, tirado en el suelo, primero convulsionando y luego quedándose quieto hasta que llegó el equipo de rescate, Ovidio no pudo contenerse más. Pasó de un Ilanto ahogado a un grito desgarrador. ---- -iConstanza, lo siento! -iConstanza, en la próxima vida te prometo que te trataré bien!