---- Capitulo13 Camila me invito muy amablemente a tomar un café en una elegante cafeteria del centro. -Sefiorita Lopez -comenzé, jugando nerviosa con su taza:- debo disculparme por lo del hospital. Cuando Alejandro dijo eso... pensé que solo estaba probando si realmente habias perdido la memoria. Por eso en ese momento no lo corregi. Bajé la mirada, mostrando un genuino remordimiento. -=No debi entrometerme en su matrimonio. Y menos aceptar ser la tutora de Alejandro sabiendo cémo estaban las cosas Nuestro divorcio no tuvo que ver contigo -le respondi, sorbiendo mi café:- Sé que no eres ese tipo de persona. En realidad, le debia un favor a Camila. En segundo afio de bachillerato, estuvo unos dias en nuestra clase. Aunque era considerada la -princesa de Rosaleda- por su linaje, nunca actué con arrogancia. Su sonrisa tranquila y su seguridad interior eran admirables. Yo, con mis 17 afios Ilenos de inseguridades, ansiaba desesperada pertenecer al circulo de Diego. Mientras los otros se burlaban de mis intentos, Camila fue diferente. "El universo solo gira alrededor de quienes se ponen a si mismos en primer lugar -me dijo una tarde. El tiempo le dio la razon. -Renuncié a ese trabajo después de que te fuiste-continué Camila: - Comprendi que no podia vivir de la ldstima de los Garcia. Debo ---- fortalecerme por mi misma. Abri mi celular y le transfer un archivo confidencial. Para saldar mi deuda con ella, habia investigado de forma discreta el caso del Grupo Gonzalez. Aunque era un imperio centenario, mas que -rico-, podriamos decir -aristocratico-, su repentina caida siempre me parecié bastante sospechosa. Mis pesquisas revelaron que algunos familiares en el extranjero habian tenido -pequefias intervenciones -. Con esta informacion, ella podria recuperar perfectamente lo perdido. -E Grupo Innova Inversiones atin tiene esperanzas -comenté:- Como dice el refrdn: Camello flaco sigue siendo mas grande que caballo. Camila ansiosa miré los documentos con ojos brillantes de gratitud. Luego, vacilé:-Y respecto a Diego. Sefialé hacia la ventana. Afuera, bajo la luz del atardecer, Miguel esperaba paciente envuelto en su elegante abrigo gris. Camila sonrié con agrado, esta vez con sinceridad. -Mereces ser feliz. Diego... nunca fue digno de ti. Al marcharse, me dejé un ultimo mensaje:-Por cierto... Diego quiere verte. Dice que es importante. Diego comenzé a enumerar todos los recuerdos dulces que compartimos en el pasado. Lo interrump/ sin rodeos:-Puedes volver al lugar, pero nunca a los sentimientos que una vez hubo alli. ---- Diego ansioso agarré mi mano con fuerza, y noté un temblor inusual en su voz:-Isabella, ahora lo sé con certeza: eres ti a quien amo. Solo ati Retiré mi mano lentamente y lo miré a los ojos:-E! amor verdadero no necesita confirmaciones. Solo dudas cuando en el fondo sabes que este no es real. Insistié, desesperado:-Mafiana es mi cumpleafios... todos los afios. me preparabas hojaldre relleno... -2Y sabes qué dia fue el domingo pasado? -contraataqué. Diego pensativo se mordié el labio inferior. Vi como su mente buscaba con frenesi la respuesta antes de que el remordimiento nublara sus ojos. -{Ves? -le susurré:- A la persona que mas amas siempre has sido tu. -iLo compensaré! -prometié:- Te daré la fiesta mas espléndida... Negué. Ya no se trataba de cumpleajios. -Las segundas oportunidades son como pasteles recalentados, Diego. Pierden su esencia. Saqué despreocupada un documento de mi bolso:-Maiiana a las 10:00 en el juzgado. Firmemos el divorcio definitivo. Mis siguientes palabras salieron mas suaves de lo esperado:-Fue al dejarte que finalmente aprendi a amarme. Por favor... no arruines todo esto. Corr desesperada hacia Miguel, que llevaba esperandome bajo el viento frio mas tiempo del razonable. ---- Jamas volveria a hacerlo esperar. Epilogo: La revelacién de Diego La verdadera magnitud de mi pérdida me golpeé al sostener el certificado de divorcio. Hasta ese momento, incluso cuando firmé los papeles iniciales, estuve convencido de que Isabella volveria. Que cuando su memoria regresara, todo seria como antes. El cruel giro del destino fue descubrir que nunca hubo amnesia que curar.