---- Muy atento y amable. El y Eiden eran dos tipos completamente diferentes. -Cristina, quiero decirte algo. -Dime. -Me gustas. Cristina levanté la cabeza. Henry también se sintié un poco timido, pero aun asi se armé de valor para decirlo: -En realidad, antes, cuando estaba en la escuela, ya me gustabas. Pero en aquella época tuvimos un escdndalo con esa carta de amor y me enviaron al extranjero por algun motivo, asi que no tuve ocasién de decirtelo. Esta vez, cuando el profesor Bernal me dijo que finalmente aceptaste venir al extranjero para tu carrera, me alegré un montén. Cristina no se sorprendié demasiado Desde su llegada a Mildn, Henry habia hecho mucho mas de lo que deberia hacer un amigo comtin. No era una nifia, y ya lo supuso. Para ser justos, no le disgustaba Henry, e incluso le parecia un tipo muy agradable Pero no esperaba que Henry se lo dijera tan pronto. Cristina le pregunté: -Después de todo, solo hemos entrado en contacto desde hace poco, ino crees que es demasiado pronto? Henry dijo: La vida es demasiado corta, porque en el pasado mi falta de valentia nos hizo perder siete affos. Esta vez, no quiero ---- seguir ocultando lo que siento, quiero decirte mis sentimientos, en realidad, me preparé para ser rechazado, pero no quiero ser un cobarde, pues eso solo me haria perderte de nuevo. Las palabras hicieron revolotear ligeramente la mente de Cristina. Si, habia amado a Eiden durante tantos afios, y habia estado esperando su confesién. Pero las cosas no eran tan dificiles, ¢verdad? Podria haber expresado sus sentimientos a Eiden, e incluso si hubiera sido rechazada, lo peor que podria haberle pasado era separarse, como ahora. -Cristina, tmalo con tiempo, no hay prisa en darme una respuesta Cristina: -Yo. Las palabras ni siquiera habian salido de su boca cuando, en el segundo siguiente, fue arrastrada por una fuerza descomunal. Cristina le reconocié cuando el familiar aroma de la colonia penetré en sus fosas nasales. Ella era la que mas conocia su fragancia Pero solo habian pasado unos dias y Cristina sentia, bueno, una sensaci6n de extrafieza. -Cris, me alegro de que estés bien, genial, venga, vamos a casa... Henry pregunté: -Cristina, gquién es? Cristina aparté a Eiden y tomo una distancia de él antes de presentarlo tranquilamente: -Deja que te presente, este es mi hermano, Eiden.