---- Capitulo 18 Blanca estaba muerta de miedo, pero no se atrevia a huir, estaba muy endeudada, si no conseguia el dinero de Eiden, estaré muerta cuando la encontraran. Eiden oyé a la criada dar el nombre de Blanca: -Fue la sefiorita Guzmén la que pints su cuerpo deliberadamente con el labial y fue malinterpretada por la sefiorita Cris. Dicho esto, todo estaba muy claro. Todos eran adultos, y el pintalabios rojo era el colo ms parecido a un chupetén Blanca observé cémo Eiden colgaba el celular, luego se volvié una vez mas e hizo un gesto a su ayudante, que no estaba lejos, mientras decia: -Encargate ti, no quiero volver a verla. El ayudante comprendié e inmediatamente se apresuré con alguien a tirar de Blanca para evitar que gritara y se lanzara a su jefe. Eiden se subid solo al coche y se dirigid lo mas rapido que pudo a la actual casa de Cristina. Tenia que encontrarla y aclarar con ella todos los malentendidos anteriores, aunque ella siguiera negandose a perdonarle y a elegirle, j al menos no estaria con otro tan pronto! Pero aun asi llego demasiado tarde. Por mucho que Eiden llamara al timbre, la casa estaba en silencio, y él, de mala gana, grit6 el nombre de Cristina: -(Cris, soy yo! Se oy6 un chasquido detras de él, era un vecino que no soportaba el alboroto y habia salido a comprobar la situacién, le dijo a Eiden: - ---- Sefior, por favor, deje de hacer ruido, ya no hay nadie viviendo alli. Eiden se queds de piedra: -,Ha salido? El vecino negé con la cabeza: -No, se mudaron hace poco, dijeron que iban a casarse en el viaje, cno lo sabia? Sin esperar a que terminara su frase, Eiden habia echado a correr a gran velocidad y desaparecido de la vista en una rafaga de viento. Condujo hasta el aeropuerto mas cercano, y Ilamé a Cristina innumerables veces por el camino, pero ella no contestaba. Hasta que el asistente llamé: -Sefior Eiden, la sefiorita Guzman debe mucho dinero de préstamos online, acabo de enviarla a Palainy y se la han llevado sus acreedores. A Eiden no le preocupaba la situacién de Blanca, apretando los dientesm ordené: -jEnvia a alguien al aeropuerto cercano de inmediato, aunque pongan todo patas arriba, tienen que encontrar a Cristina! -Si, sefior Eiden. -Y una cosa. Eiden recordé algo de repente. No pudo averiguar los datos de embarque de Cristina cuando volé de Palainy a Milan. -Es posible que Cristina no usara su nombre real, tiene también pasaporte de Singapur, comprueba con su otro nombre, Jane Caballero. -De acuerdo, me pondré a ello. Pero habian pasado tres dias, y aunque Eiden habia enviado a todos ---- sus hombres a buscarla, no habia podido averiguar nada relacionado con Cristina. Desaparecié atin mds completamente que la vez anterior. Eiden permanecid despierto tres dias enteros, inquieto, y pronto llegé la noticia al profesor Bernal. Este, temiendo que le pasara algo, le habia llamado para persuadirlo: -Sefior Frias... En cuanto se conecté, se escuché al hombre preguntar con voz urgente: -gTiene noticias de Cris? -Ay, no es ella, eres tu, no puedes seguir asi -el profesor Bernal aconsejé: -Aunque no sé cémo han Ilegado a este punto, ella tiene raz6n, es adulta y tiene derecho a decidir lo que quiere hacer con su vida a partir de ahora. Eiden se senté en la habitacién a oscuras y escuchs en silencio la persuasién del profesor Bernal, escuché cada palabra, solo que no pudo aceptarla. Esta vez, Cristina se marché con tanta decision que ni siquiera el profesor Bernal sabia adénde iba, y realmente no iba a darle otra oportunidad. Mientras tanto, en algun lugar del campo, en un pequefio patio elegantemente amueblado. Cristina cerraba los ojos cémodamente y se recostaba en su mecedora para tomar el sol, pues hubo muy poco sol bueno como este desde que empez6 el otofio. Henry estaba limpiando el equipo fotografico junto a ella, y cuando vio que parecia realmente dormida, toms tranquilamente su camara y toms una foto. ---- Los oidos de Cristina eran los mejores para distinguir el sonido de un obturador, e inmediatamente se dio la vuelta y se sentd, acercandose y diciendo: -Enséfiamelo, la borraré si salgo fea Mira. Henry le entregé la cémara. Cristina sonrié satisfecha ante esto: -Eres bueno, salgo linda, te perdono. Henry la vio de buen humor y sonrié junto a ella: -Olvidas que también soy alumno del profesor Bernal. Los dos rieron y charlaron durante un rato. No fue hasta que un flojo viento otofial barrié el patio cuando Henry recordé una preocupacién y dijo: Hoy he hablado por celular con el profesor Bernal, y me ha dicho que tu hermano est a punto de poner toda Europa patas arriba intentando encontrarte, y me temo que va a seguir haciéndolo, y. Se esforz6 en observar la expresién de Cristina mientras hablaba, y al ver que ella se limitaba a frenar su sonrisa, continud: El profesor Bernal también dijo que tu hermano no esta muy bien de salud. La voz de Cristina era plana al contestar: -Todos somos adultos, tenemos que aprender a vivir nuestras propias vidas, esa es su eleccién.