---- Capítulo4 Su tono era severo. Tenía una expresión feroz como si quisiera devorarme viva. El tema de su ceguera siempre había sido su tema delicado que nunca lo mencionaría a menos que estuviera realmente enfadado. Me quedé allí en silencio, tratando de recordar una y otra vez lo que habia pasado durante el día, pero mi memoria seguía borrosa y solo logré recordar algunos destellos. -éQué te pasa? No te he hecho nada. Me agarró con fuerza de la mano. Intenté soltarme y mi expresión se transformó. -Tengo mareos y quiero dormir. Y tú, aléjate de mi casa. De repente, soltó una risa burlona: -éQuieres que me vaya? ;Acaso has olvidado qué día es hoy? Bueno, una mujer tan desagradecida como tú no lo recordará. Pero necesito recordarte que, soy yo quien te provee esta casa donde vives. gCon qué derecho me echas? iQué dia era? Cerré los ojos, intentando recordarlo, pero mi mente estaba totalmente en blanco. Eso ya no importaba porque pronto lo olvidaría todo, incluso a él. Una fecha no era algo muy importante. Ya que lo había olvidado, así lo sería. AAl ver que no le respondia, su paciencia se agotó por completo. Partió una granada y me la acercó a los labios, ordenándome con enfado: -Come, no me hagas repetirlo. ---- Lo empujé con fuerza y levanté otra granada, lanzándola hacia su cara. -iLárgate, junto con las granadas! jNo quiero verte más! Él se quedó boquiabierto, muy sorprendido. Instintivamente, me empujó al sofá y me gritó: -iCómo te atreves a empujarme? No tenía ningún miedo. -iY qué? ;Por qué no me matas? Solo me da miedo que no puedas sostener con firmeza ni un cuchillo con esos ojos ciegos. Su expresión se tornó sombria al instante. Arrojó la botella de vino a un lado, el fuerte olor del alcohol me impactó. Antes de que pudiera girar la cabeza, desgarró la parte superior de mi ropa. -iNunca he visto a alguien que me fastidie tanto! Actuaba de manera violenta, como una bestia cruel, obligándome a ceder. Me arrepentí y lo mordí con todas mis fuerzas mientras gritaba: -iQué haces! jSuéltame! Ignoró mis palabras, y sus acciones se volvían cada vez más atrevidas. Queria resistirme, pero el dolor en mi cuerpo me debilitó por completo. Me vi obligada a dejarlo humillarme y destruir mi espíritu. a Este desahogo de pasión no duró mucho. El dolor en mi cuerpo era intenso, pero mi orgullo no me permitia Ilorar. ---- Se recostó exhausto en el sofá, burlándose de mí con una sonrisa indiferente: -Parece que no encontraste a un nuevo novio durante esos dos afios que estuviste ausente. ; Verdad? Nadie te quiere. Patricia, qué patética eres. Para no quedarme atrás, lo contradije: -lIncluso en esas condiciones, no quiero tu amor. En realidad, tu amor me da asco. De repente, giró la cabeza y me lanzó una mirada con rencor: Eres tan testaruda! No puedes simplemente ceder un poco? Te sientes muy orgullosa, verdad? ; Te divierte manipularme? ; Todo eso te hace feliz? ;Por qué aún sigo pensando en ti, en una mujer así? No lo entiendo.. Su forma de desahogarse era romper todo lo que encontraba a su paso, pero yo seguia tranquila. De todos modos, eran sus cosas. Cuando su rabia se calmó, intenté levantarme para ir a mi habitación. Le dejé una frase en el aire: -Llama a la aseadora antes de irte. De repente, el sonido del celular rompió el silencio en la sala. Sorprendido, Saúl dudó, pero al final, lo contestó. Era una Ilamada del papá de Mónica, presidente del Grupo Dorado. -Saúl, tienes tiempo ahora? Quiero hablar contigo sobre el matrimonio con Mónica. ---- -Disculpe.. -Ven a cenar conmigo. También quiero discutir contigo algunos detalles de los negocios -interrumpió en ese momento el sefor. Saúl no le respondió de inmediato. Mirándome, apartó furioso su celular a un lado y me dijo: -Patrícia, si me ruegas, lo rechazaré. No me casaré con Mónica, ni con nadie más.
