---- Capítulo5 Le había rogado de la misma manera en el pasado, cuando aparecía delante de mí justo con diferentes mujeres. Reuní todo mi valor para explicarle la verdad por qué me habia ido sin avisarle. Su respuesta fue: -Deja de mentir. gCrees que creeré en las palabras de una mentirosa? Si quieres que escuche tus palabras, arrodíllate en este momento y pídeme perdón. En esos aíos, destruía mi orgullo una y otra vez, y después de nuestra pelea de ayer, ,por qué aún se atrevía a pedir que le rogara? Lo miré a los ojos y le respondí con indiferencia: -Nunca volveré a rogarle a una basura como esa. Vete definitivamente de aqui. No quiero verte. Se quedó sorprendido en su lugar, y de repente soltó una risa burlona. Acercó el celular a su oído y habló con el otro lado de la línea: -De acuerdo. Voy para allá de inmediato. Dicho esto, se marchó de un portazo sin mirar hacia atrás. Varios días después, una foto de Saúl con el presidente del Grupo Dorado apareció en casi todas las noticias. Luego, é| y Mónica dieron una entrevista juntos. Mónica lo tomó del brazo de manera íntima, y los dos parecían una pareja perfecta. -Sehorita Hernández, .ha escuchado los rumores sobre el sefior Morales y la sefiorita Patricia Romero? z Tiene algo que comentar al ---- respecto? Mónica le respondió con una linda sonrisa: -Todos tenemos un ex después de todo. Lo importante es que ahora Saúl es mi novio y vamos a tener una vida feliz juntos. No vale la pena mencionar en este momento a quienes ya no nos importan. Yo estaba frente al televisor, mirando la entrevista con tranquilidad. Una de las chicas que estaban detrás de mí se acercó con una actitud arrogante y me dijo con desprecio: -La seforita Hernández pronto será la esposa legal del seior Morales. Este apartamento les pertenece a ellos, así que mejor deberías mudarte ya. No le presté atención alguna y tomé una nota en mi cuaderno: «15 de noviembre, Saúl anuncia su compromiso con otra mujer.» Estos últimos días, mi memoria se estaba volviendo cada vez peor, así que necesitaba apuntar todo, Al ver que la ignoraba, la chica se molestó aún más. Me quitó furiosa el cuaderno de un tirón y me gritó: -No me escuchaste? Si no quieres irte, jyo te ayudaré! Ordenó a otros que entraran a mi habitación. Abrieron mi armario y sacaron toda mi ropa. También destrozaron por completo mi tocador, aplastando mis pocos productos de belleza y arrojándolos a la basura. Los observaba como si fuera una espectadora ajena. No entendia muy bien lo que estaban haciendo, ni sabia si estaban tirando mis cosas. Solo sentía una fuerte molestia por el ruido y traté de ---- taparme los oídos. -eSigues aqui? jiLárgate! La joven me agarró del brazo con fuerza. La pulsera que Ilevaba de repente se rompió y caí al suelo. Al ver la joyería en el piso, no pude evitar gritarle: -iLárguense! jSalgan de aqui! Desesperada, la agarré del cuello y la empujé con furia contra la pared, gritando lo mismo. Los demás se dieron cuenta del alboroto en la sala y salieron corriendo a separarnos. -iSeforita Romero! iSuéltala, la estás ahogando! -iSuéltala, loca! Si la seforita Hernández lo sabe, jte hará pagar por lo que has hecho! Los gritos y advertencias resonaban en mis oídos, pero no escuchaba nada en ese momento. Mi mente viajaba a un tiempo muy lejano. Fue precisamente la mamá de Saúl quien me dio esta pulsera. Ella había sido diagnosticada con cáncer en etapa terminal. Mientras Saúl y yo ibamos a clases durante el día y trabajábamos arduamente de noche para ganar algo de dinero, no teníamos para pagarle a una enfermera. Por eso, después de mi turno, iba al hospital a cuidarla. La sefiora se sentía muy culpable. Siempre me acariciaba con carião y se disculpaba con una sonrisa: -Lo lamento mucho, Patricia. Te debo muchos favores. Después del fallecimiento de mis padres, ella fue una de las pocas personas que me trataban con amabilidad. Ya no había esperanza alguna de que venciera a la enfermedad. Solo podía intentar tratarla mejor en sus últimos momentos.