---- Capítulo7 Pero él no hizo caso a mi mentira. Dos ahios después, me encontró. Para vengarse, me encarceló injustamente. Sin embargo, ahora, sin importar lo que él quisiera, yo tenía que irme. a Hugo me reservó el vuelo a Alemania para la próxima semana. Antes de irme, compré un hermoso ramo de flores que sabia bien le gustaban a la mamá de Saúl para Ilevarle al cementerio y despedirme de ella. No tenía nada que ver con Saúl. Era importante para mi porque me había hecho muchos favores. Ella estaba enterrada en el cementerio más lujoso a las afueras de la ciudad. En la fotografía de su tumba, sonreía con una inmensa ternura, igual que en mis recuerdos. Me agaché cuidadosa para limpiar la lápida, cuando escuché una voz familiar detrás de m. -Seorita Romero? ; Por qué estás aqui? Era Mónica. Con un tono suave me dijo: -«Viniste a limpiar la tumba de mi suegra? Gracias por tu valiosa amabilidad, pero ya no será necesario. Enviaré a alguien a hacerse cargo de eso. Mientras hablaba, tiró furiosa las flores que habia traído a un lado. Mis ojos se posaron justo en su mufeca y vi la pulsera familiar que llevaba puesta. Nerviosa, le pregunté: -Por qué tienes esa pulsera? Ella se mostró orgullosa en cada gesto y me respondió: ---- -Saúl me la dio. Dijo que era un regalo de su mamá para su esposa. -No, eso no es cierto ... Su mamá me la regaló. Por lo tanto, é| no tenía derecho a dársela a nadie más. Quizás porque los que pierden la razón tienen más fuerza, Mónica no pudo aguantar mi reacción. Con cierta dificultad, apuntó hacia afuera y me dijo: -Dijo que no queria verte y que vendria después de que te fueras. Corrí hacia él y le di pufetazos en el pecho como una verdadera loca, mientras le interrogaba: -Por qué? ;Por qué hiciste eso? ;Sabes lo que significa esa pulsera para mí! já Ni siquiera me dejarás ese último recuerdo?! Eres un completo desgraciado! Saúl no dijo nada, pero después de un rato, sonrió con sarcasmo: -Si mi mamá supiera que eres así de desagradecida, preferiria darle esa pulsera a un perro antes que a ti. Patrícia, .no te das cuenta de lo patética que eres? Dices que ya no te importo, pero quieres guardar la pulsera que mi mamá te dejó. iQué contradicción, verdad! iLárgate de aqui! No molestes a mi mamá, le das asco. Interrumpí furiosa sus palabras, porque mi mirada se empezó a perder de manera incontrolable. -De verdad crees que te dejé porque te despreciaba? Han pasado aos, nunca me diste una oportunidad de explicártelo, y menos de investigar la verdad. ,Realmente no confías en mí? ;Verdad? ;O quizás tienes miedo de descubrir que fuiste tú quien cometió el error y no te atreves a enfrentarlo? ---- Su sonrisa burlona fue desapareciendo poco a poco. Me volvió a doler la cabeza, pero esta vez el dolor fue tan intenso que me desmayé. La expresión de Saúl cambió de desprecio a pánico de inmediato. Me sostuvo y gritó aterrorizado: -iLlama a una ambulancia, rápido! Él se quedó ahí, impotente, mientras yo cerraba los ojos y, murmuraba algo. i Qué era lo que decía? A ver... Ah, ya lo recordé. -Saúl, finalmente ya no te amo. m Qué molestia. Escuché peleas. Pronto desperté de mi desmayo y vi a dos hombres atractivos peleando frente a mi. Ambos estaban heridos y los guardias trataban de separarlos, persuadiéndolos: -iCálmense! Me senté cuidadosa y Ilamé al hombre vestido de la bata blanca con un ligero gesto. Pero, el otro vestido de traje se emocionó muchísimo. Se lanzó a mi cama, Ilorando a mares. -Patri.. ; Te acuerdas de mi? cPatri? 2Por qué me llamó así? No lo entendí y traté de retirar mi mano de la suya. Le pregunté con mucha curiosidad: ---- -eQuién eres tú?
