---- Capítulo6 -Quiero darte esta pulsera. Después de que muera, tendrás un recuerdo de mí. No te preocupes por eso, ya le advertí a Saúl, si no tetrata bien, lo reprenderé en sus suefios -me sonrió con amabilidad la sefora. Desde su muerte, he valorado muchísimo esta pulsera, por lo que noo permito que nadie la toque. - Qué están haciendo? En medio de mi confusión, escuché una voz famíliar. Saúl apareció en ese momento frente a mí. De repente, toda mi fuerza se desvaneció y me acerqué como si fuera una nifia que había sufrido una terrible injusticia: -Saúl, ella me quitó la pulsera. ;Puedes recuperarla por mí? Es un regalo de tu mamá... Él me miró en completo silencio, con una expresión tan compleja que no supe cómo describirla. Ya no recuerdo lo que pasó después, solo sé que antes de que pudiera hablar, me desmayé. a Al abrir los ojos, enseguida miré el calendario. Era 15 de noviembre. Cuando desperté, un doctor estaba a mi lado. Recordé que se llamaba Hugo López, un compaero de la universidad y mi doctor a cargo. Y habia otro tipo en el pabellón, quien estaba justo frente a mí con una expresión aterradora. -Te desmayaste así de fácil? ;Cuándo aprendiste a actuar? ---- Me dolia demasiado la cabeza y finalmente recordé quién era ese tipo. -Ya estás comprometido. ;Por qué estás aqui? Él sonrió con sarcasmo, pero no me respondió directamente: -Después de traerte aqui, escuché que has estado muy cercana a ese tipo. Antes tenía curiosidad sobre cómo pasaste esos dos aíos que estuviste ausente. Ahora ya lo veo. Se le acercó a Hugo y lo miró con absoluto desprecio: -Lamentablemente, no lo lograste después de dos aíios de esfuerzo. Al final, ella aún me pertenece. Su insinuación me causó un agudo dolor en lo profundo de mi corazón. Agarré la almohada y se la lancé con fuerza. -iLárgate ahora mismo! -le grité. Saúl no evitó la almohada. Hugo al instante se interpuso entre nosotros. -Sefior Morales, le aconsejo que se retire. Si sigue provocando a la paciente, puedo Ilamar a seguridad para que lo saque de aqui. Saúl nos miró con hostilidad, y después de unos segundos, salió apresurado de la habitación, cerrando la puerta con tanta fuerza que causó un gran estruendo. Me tapé temblorosa la cabeza, tardé un rato en calmarme. Hugo me miró con preocupación y me consoló: -No te preocupes por eso. No sabe nada sobre tu enfermedad. Solo cree que te desmayaste por falta de descanso. Pero, zestás segura ---- de que no le dirás la verdad sobre lo que ocurrió hace dos aíios y tu enfermedad? No hace falta. Quizás en unos cuantos días yo misma lo haya olvidado. La verdad era que, en el primer mes después de que Saúl se quedó ciego, me diagnosticaron una enfermedad algo extrafia. La tasa de incidencia mundial de esta enfermedad era de menos del cinco por ciento. Todos los enfermos de esa extrafia enfermedad van olvidando todo en ocho aíios y, al final, caerán en coma como un vegetal. Mis padres fallecieron y he estado sola. A nadie le importa mi vida. Sin embargo, no queria que Saúl se sintiera triste por mi muerte. Acaba de sufrir demasiado... Si se enterara de que yo también estaba mal, seguramente se sentiría fatal.. Me encerré en mi cuarto y Iloré sin parar durante tres días enteros, incluso intenté suicidarme. Fue hasta que Hugo consiguió abrir la puerta que pudo impedirlo y calmarme. -No hagas locuras. Puedo Ilevarte conmigo. Haré todo lo posible para curarte. Si no puedo lograrlo, al menos puedo retrasar de manera gradual el avance de la enfermedad. No sabia si podria aparecer ante Saúl de manera normal, y no queria que perdiera la confianza en seguir adelante por mí. Por eso, le grabé un mensaje, diciéndole que no podía aceptar su situación, así que me fui con otra persona. Le pedí que nunca viniera a buscarme. Si interfería en mi vida feliz, mi novio se enojaría.
