Mamá psicóloga
POV: Lizbeth
Hoy es mi boda, después de cuatro años por fin, pero me estoy debatiendo entre huir o no de este matrimonio.
Porque, aunque decidí darle otra oportunidad a mi futuro marido David sigo cuestionando si es lo correcto.
Mi corazón late cuando subo los escalones hasta la puerta.
Sujeto fuerte el ramo de rosas, mi futuro esposo me mira con su rostro dura e intenta sonreírme, como si él no me hubiese…
“¿Estás bien?”
El hombre junto a mí parece genuinamente preocupado.
Detengo mi mirada en el broche en su traje, el adorno es tan brillante que pareció cegarme los ojos.
Acerco mi mano hacia el broche colgado en el traje de mi esposo, notando la tensión en su cuerpo cuando mis enguantadas manos se acercan a dicho objeto, pero él simplemente sonríe mientras el cura continúa con sus palabras sobre el matrimonio.
“Este broche… es muy bonito”, comento sin despegar mis ojos de los suyos.
“¿Quién te lo dio?”
“Fue mi madre”, responde el muy malnacido.
Dijo que debía lucir bien el día más importante de nuestras vidas.
Qué desvergonzado, actuó de forma impecable, cómo es que nunca me di cuenta de que era tan descarado.
“Ahora, los novios procederán a decir sus votos y sellaremos el feliz enlace ante los ojos del cielo”, el cura nos mira con una sonrisa en sus labios.
“Usted, Señor David Erickson ¿Está dispuesto a contraer matrimonio con esta mujer, de libre voluntad y de buena fe?”