---- Capítulo 8 Mientras tanto, Oliver, después de colgar el teléfono, pasó todo el día fuera de sí. Absorto en los documentos frente a él, mi actitud fría y distante le provocó un presentimiento oscuro que no podía ignorar. Hasta que Diego irrumpió en su oficina, desencajado: - joliver! jJessica desapareció! jálguien la vio abandonando la manada! Su voz temblaba entre el pánico y el miedo. Oliver se quedó paralizado. Se levantó de un salto, pero luego volvió a caer en su asiento, fingiendo calma para si mismo y para Diego: - No es para tanto. Ya se fue una vez y regresó al aho. Seguro está enfadada y quiere llamar la atención. Dio un resoplido arrogante, pero la expresión le duró poco. Con la mano temblada, sacó su teléfono y marcó mi número. El tono de Ilamada sonó una y otra vez, sin respuesta. Solo entonces su rostro palideció. ---- - Lucía también me llamó, dijo que Jessica actuaba rara. Oliver, éy si ella.. - iCállate! - rugió, ahogando su propia ansiedad. Se puso la chaqueta y salió corriendo: - jVamos! jA casa, ahora! Al Ilegar, escucharon claramente la discusión entre Calista y Lucía: - jEscúchame bien, criada! jEsa perra por fin se fue! j Ahora yo soy la única hija de esta familia! jolvida todo lo que Jessica te dio o dijo, o haré que Oliver y Diego te destrocen! Como ella. Calista, lejos de su máscara de inocencia, empujó a Lucía contra el sofá. No notó la presencia de los hermanos en la puerta hasta que fue demasiado tarde. Diego fue el primero en reaccionar. La agarró de los hombros, sacudiéndola: - iCalista! ;Qué dijiste de Jessica? jáDónde está?! já Qué le hiciste?! Antes de que Calista balbuceara una excusa, Lucía intervino, entregándole una tarjeta bancaria a Oliver: ---- - jAlfa Oliver! Jessica me dejó esto. Pensé que era poca cosa, jpero tiene más de cien mil dólares! icien mil dólares! Oliver reconoció la tarjeta al instante. Era la que usaba para sus gastos. Pero había cortado los fondos hacía un afio... éDe dónde salió tanto dinero? Era como si... como si fuera un legado. Él tembló al tomar la tarjeta, y al mismo tiempo, agarró con fuerza la mano de Lucía: -RiéAcaso dijo algo más?! jáDijo algo?! Al ver que Lucía negaba con la cabeza, desconcertada, se volvió frenéticamente hacia Calista: -ié Tú qué sabes?! jáFuiste tú quien la obligó a irse?! j iHabla!! Calista, que nunca había visto a Oliver tan fuera de control, temblaba de miedo: -iHermano, cómo iba yo a saber! -balbuceó, con expresión aterrada- . jAdemás, Jessica se fue por su ---- propia voluntad! Incluso si usé algún método para presionarla... No fueron ustedes dos los que decidieron cortar los lazos con ella? -iLa habitación me la asignaron ustedes! jLos vestidos me los compraron ustedes! jFueron ustedes quienes eligieron confiar en mí! ;Cómo pueden echarme toda la culpa ahora? Las palabras de Calista hicieron que Oliver y Diego cayeran en la cuenta de golpe. jEra cierto...! iJessica era su propia hermana! é Qué le habían hecho todos estos afios? ; Qué le habían dicho? Diego se desplomó en el suelo, mirando a Oliver, cuyo rostro estaba lívido, y murmuró con voz quebrada: -PbDios... Oliver, é qué... qué hemos hecho? f Acaso sí, Jessica...? -iNo! -rugió Oliver, como un animal herido, mientras las lágrimas caían sin control-. jNo le pasará nada! Susurró, cada vez más débil, como si intentara convencerse a sí mismo: ---- - No... No permitiré que le ocurra algo.