---- Capítulo 6 Cuando terminó el baile, la multitud se dispersó y Miguel me soltó la mano. De repente, Camilo agarró mi mufieca. Miró alrededor y, al ver que nadie nos observaba, bajó la voz en tono inquisitivo: -iConoces bien a Miguel? éPor qué te sonrojas al bailar con él? Me solté de su mano y evité mirarlo: -áêY a ti qué te importa? Ex novio. Camilo frunció el cefhio: - Te lo advierto por tu bien, mantente alejada de Miguel. Ustedes no pertenecen al mismo mundo. Resoplé ligeramente: -No sé si pertenezco a su mundo, pero definitivamente no pertenezco al tuyo. Camilo, deja de meterte en mis asuntos, no tienes derecho. Aunque me esforcé por controlar mi voz, mi cuerpo seguía temblando involuntariamente. Aun así, mantuve la espalda erguida para no mostrarle mi vulnerabilidad. ---- Camilo me miró fijamente y luego suspiró: -Está bien, no me meteré. Pero espero que no menciones lo nuestro. Sonreí fríamente. Así que era por eso. Temía que me acercara demasiado a Miguel y le contara sobre nuestra relación, lo que afectaría sus posibilidades con Nadia. Camilo desvió la mirada. Por primera vez, sentí que mis tres afios de sentimientos no habían valido nada. - Descuida, no diré nada, después de todo yo... Antes de que pudiera terminar, la expresión de Camilo se suavizó: - Sé que me amas. Si Nadia no hubiera regresado, realmente habría seguido contigo. - Pero Lina, no se puede forzar el amor. Tú me amas, pero yo amo a Nadia. Espero que puedas entenderlo. No podía entenderlo. Si amaba tanto a Nadia, écómo había podido estar conmigo durante tres afios? Parecía que su amor era tan barato y casual como esos ---- diamantes. Antes de que pudiera responder, Nadia corrió hacia nosotros, con ojos brillantes, tirando de mí para que la siguiera. -iVamos, Lina! jvamos a ver los fuegos artificiales que Camilo preparó especialmente para mí! Instintivamente quise negarme, pero no supe cómo. Fuegos artificiales que Camilo había preparado personalmente para Nadia... si los veía, seguramente me derrumbaría en llanto. Temía hacer el ridículo, y más aún que Camilo me menospreciara. En ese momento, la voz de Miguel 1legó desde no muy lejos: - Terminemos por hoy. La gente que aún bromeaba y reía se calló de inmediato. Nadia parecía decepcionada: -Miguel, jtodavía queríamos ver los fuegos artificiales! -Sí, Miguel, yo... ---- Camilo apenas había comenzado a hablar cuando Miguel lo silenció con una mirada. -Es muy tarde, Nadia. Deberfías descansar. Nadie se atrevía a rechazar las palabras de Miguel. Aunque muy a su pesar, Nadia le hizo una mueca, y cabizbaja se despidió de nosotros. Al irme, no pude evitar mirar atrás hacia Miguel. Casualmente, nuestras miradas se cruzaron. Adiferencia de cómo miraba a los demás, su mirada hacia mí no era invasiva ni fria; incluso me hizo sentir cálida. Supe que me estaba ayudando a salir de esa situación. Había escuchado toda nuestra conversación en el jardín. -2Gracias -le dije sin voz, solo moviendo los labios, y él me respondió con una sonrisa. Fue esa sonrisa la que trajo un breve consuelo a mi corazón herido. De camino a casa, Luis me preguntó repentinamente: -TPLina, parece que conoces bien a Miguel. (Cómo es que nuncalo había notado? ---- Intenté disimular nerviosamente: - No lo conozco... Luis asintió: - PBien, mantente alejada de él. Aunque solo tiene treinta afios, es muy astuto. No podrías con él. Camilo había dicho algo similar. Solo que Miguel me parecía diferente a como ellos lo describían.