---- Capítulo 5 Cuando finalmente desperté, lo primero que vi fueron los ojos de mi mamá, Ilenos de lágrimas. AAl darse cuenta de que estaba despierta, rápidamente se secó las mejillas y tomó mi mano con cuidado, preocupada. -lvana, mi niãa, gcómo te sientes? No lloré cuando supe que Elsa esperaba un hijo de Nelson. Tampoco lloré cuando, tirada en esa fria camilla del hospital, sentí cómo la vida que Ilevaba dentro se apagaba poco a poco. Pero al ver la angustia y el dolor en la mirada de mi mamá, todo lo que habia estado guardando se rompió y me puse a llorar sin consuelo. Ella me abrazó fuerte, acariciándome la espalda para calmarme, mientras su voz se quebraba de tristeza, -Mi nifia, no sabía cuánto estabas sufriendo. Perdóname por no haber estado antes... -Cuando salgas de aqui, te divorcias de ese hombre. Mi hija no merece que la traten así. AAsentí con fuerza, dejando que las lágrimas fluyeran, refugiada en el abrazo cálido de mi mamá. Cuando entró mi papá, yo ya habia recuperado un poco la calma. Al verme, me acaríció la mejilla con ternura y tristeza. -Mi querida Ivana, perdóname por haberte entregado a Nelson. Nunca debí permitir ese matrimonio.. ---- Contuve las lágrimas y negué lentamente con la cabeza. En ese entonces, yo era una chica común, y Nelson, el único heredero del Grupo Navarro. Nuestra relación nunca tuvo la aprobación de nadie más que la nuestra. Nelson desafió a su familia y renunció hasta a sus derechos como heredero para que lo aceptaran conmigo. Durante tres días se quedó afuera de mi casa, sin comer ni beber, hasta que casi desfallecido logró convencer a mi padre de que le abriera la puerta. En esa sala, cuando papá finalmente dio su aprobación, Nelson y yo nos abrazamos como si hubiéramos conquistado el mundo. Pensábamos que después de superar eso, estaríamos juntos para siempre. Pero jamás imaginamos que ese "para siempre" se iba a venir abajo en menos de cinco afios. Sin que me diera cuenta, Nelson apareció en la puerta, mirándome fijo. Sus ojos reflejaban culpa, arrepentimiento y tristeza. Mis padres lo vieron, se levantaron furiosos y lo empujaron fuera del cuarto. -iVete! Aqui no eres bienvenido. -ilvana te va a dejar en cuanto salga! No queremos a alguien como tú para nuestra hija. Nelson mostraba un dolor evidente en la cara y su voz temblaba de angustia. -lvana, yo... no sabía que estabas embarazada, no sabía lo que te pasó. Aquella vez actué sin pensar.. ---- -Basta. Interrumpí sus excusas con firmeza y miré a mis padres, pidiéndoles en silencio que nos dejaran solos. Dudaron un momento, pero al final salieron, respetando mi decisión. Ya estaban bastante afectados por lo de mi pérdida y no queria cargarles con más dolor contándoles lo de Elsa. Nelson malinterpretó mi silencio y se acercó esperanzado, intentando tomar mi mano. -lvana, sabía que podrías entenderme... Le retiré la mano rápido y lo miré con fría determinación. -Ya firmé el divorcio. Ahora te toca a ti.