---- Capítulo 5 Carlos también notó la comida que Diego habia comprado y se sorprendió. -Hay tantos restaurantes cerca del hospital con comida adecuada para pacientes, jy tú lograste elegir lo menos apropiado! Impresionante. Vi a Diego apretar la mandíbula, conteniendo su enojo. Solo dijo sombriamente que en el futuro él mismo cocinaría y me traería la comida, que Carlos no se entrometiera. Pero Carlos no se achicó: -No me fío. Cuidé bien de Katia para que saliera del hospital, y en menos de un día ya tuvo un aborto. No eres nada confiable. Diego frunció el ceão: -Katia es mi esposa. ;Por qué te esmeras tanto? ;No sabes mantener distancia con una mujer casada? Dejé la cuchara con fuerza y respondí con sarcasmo: -Tú hablas de límites? Nadie los cruza más que tú, donando esperma a otra sin ver problemas. Carlos abrió los ojos de par en par, mirando a Diego con incredulidad, Diego se contuvo, aunque visiblemente enojado. En el pasado, se habría ido dando un portazo, pero hoy aguantó, sentándose en silencio y mirando fijamente a Carlos hasta que se fue. Al dia siguiente, Diego volvió a casa para cocinar, pero al regresar al hospital encontró a Lucia allí. ---- Claramente nervioso, le preguntó qué hacía ahí. Lucía, con su habitual aire dulce y generoso, respondió: -Preparé algunos platos, tus favoritos. Katia, después de tantos aios de matrimonio, seguro te gustarán también, 4no? Eché un vistazo; efectivamente eran los gustos de Diego. Pero esta vez, Diego no se alegró. Más bien, parecía incómodo. -Estos platos son muy grasosos, no son adecuados para Katia. Mejor que coma lo que traje. Al verlo abrir el termo de sopa y acercármelo, Lucía sonrió levemente. -Vaya, estar enferma sí que despierta compasión. Diego, antes decías que solo cocinarías para mí, y ahora haces una excepción por Katia. Me reí internamente con frialdad. Este tipo de tácticas las habia experimentado muchas veces en los últimos dos afios. Al principio, me volvía loca de celos, Ilena de ansiedad y desconfianza. Ahora, solo me parecían trucos ridículos y torpes. -Si quieren coquetear, ; podrían irse a un hotel? Esto es un hospital. Tengan piedad de esta paciente, me dan náuseas. Al oírme, Lucía fingió sentirse herida. -Katia, por favor, deja de distorsionar mi relación con Diego. ---- Pero esta vez, Diego no se apresuró a defenderla y regaiarme como antes. En cambio, la tomó del brazo para que se fuera. Lucía no podía creer lo que oía. Dijo que habia venido porque se preocupaba por m, que a pesar de sentirse mal del estómago, se había esforzado en cocinar. Y que yo, en lugar de agradecerle, la insultaba. Diego, evitando su mirada, dijo: -Bueno, Katia está enferma... Lucía, siempre has sido muy comprensiva. Esta vez, , podrías ceder un poco? Lucia obviamente no esperaba esa respuesta. Se quedó boquiabierta un momento, y luego, forzando una sonrisa, dijo que estaba bien, que no se lo tomaria a mal con una enferma, Cuando se fue, comencé a tomar la sopa tranquilamente. Diego, feliz de verme comer, dijo entusiasmado que la próxima vez cocinaria de nuevo. No quise decir más. Después de unos días de descanso, cuando me sentí mejor, salí del hospital Lo primero que hice al llegar a casa fue lanzar los papeles del divorcio impresos frente a Diego. -Fírmalos. No quiero nada de la casa, el auto ni el dinero que has ganado estos dos afios. Pero antes de que su empresa despegara, antes de que yo renunciara a mi trabajo para concentrarme en los tratamientos de fertilidad, mi salario no era bajo. Todo ese dinero lo invertí en el hogar y en apoyar el emprendimiento ---- de Diego. Quiero que me devuelva esos 60,000 dólares. Consideré que esta división de bienes era justa y fácil para Diego. 60,000 dólares ni siquiera cubren lo que ha gastado en los últimos dos aõios en bolsos de marca y joyas para Lucia. Diego agarró los papeles del divorcio y los hizo pedazos. -Solo porque le doné esperma a Lucia para que tuviera un hijo? é De verdad necesitas divorciarte por eso?
