---- dormido tres meses por el desgaste. Pero ese instante de ternura se quebré rapido. Otros recuerdos, mas recientes y amargos, endurecieron mi corazén, que fueron todas las veces que me dio la espalda, sus palabras crueles, los regalos que compré con mi dinero para Raquel. Oscar estiré su pequefia mano hacia mi, buscando consuelo. Era una imagen tan familiar que casi dolia. Pero esta vez no la tomé, Me mantuve firme, revisando los monitores y anotando datos en su expediente médico. -Tus signos vitales se estabilizaron -le informé con un tono de voz profesional y frio~. Lo peor ya pasé. Me giré hacia Sara. -Vigilen cualquier cambio. Avisenme enseguida si algo ocurre -Si, Dra. Valdés -me respondié ella, con una mirada de preocupacion. Recogi mis cosas para marcharme. Tras de mi, la respiracién de Oscar se acelers. -{Mamé? -su vocecita tembl6, cargada de miedo-. gTe vas? Ya no me quieres? Me detuve unos segundos. Me giré lentamente para mirarlo, manteniendo la expresién neutra, y la voz ligera pero distante. -Te equivocas -le dije con frialdad-. Yo no soy tu madre. Tu madre es Raquel. Esta afuera en la sala de terapia, Si la necesitas, puedo llamarla Oscar se quedé paralizado, con los ojos muy abiertos por el shock. Jamas le habia hablado de esa manera tan fria, distante, como si ---- fuera un desconocido. -Pero... -balbuced-. Pero tu eres mi mama. "Eso no fue lo que dijiste antes -le recordé sin alterar mi tono de voz-. En la escuela, en tu cumpleafios, y en tantas otras ocasiones, dejaste claro que para ti, Raquel es tu verdadera madre. Yo solo soy la doctora que te atendid. Las ldgrimas comenzaron a brotarle de los ojos. Ya no quiero que Raquel sea mi mamé -susurr6. -{Ah, no? -arqueé una ceja-. zY por qué cambiaste de idea? Apret6 la manta entre sus pequefias manos, nervioso -No me deja ir a las clases de entrenamiento -murmuré-. Y nos obligé a vivir en un refugio horrible... Su voz se quebré hasta convertirse en un susurro apenas audible. ~Y quiso matarme. Fruncf el cefio, sorprendida por la gravedad de lo que insinuaba -{Qué estas diciendo? ¢Cémo pudo intentar matarte? -El helado -me explic6, con su labio temblando-. Cuando tu me dabas esas medicinas especiales, podia comer pasteles de crema sin problemas. Pero esta vez... esta vez casi muero por el helado que Raquel me dio. Alzé la vista hacia mi, con una conviccién absoluta en sus ojos. -Ella lo hizo a propésito. Queria matarme.