---- Capitulo 5 Romper la Relacién Olivia Mis manos temblaban mientras reproducia el video sin parar, hasta que, noté algo en el fondo: un cartel promocional colgado en la pared de la boutique. ~iCompra un bolso de lujo y recibe una bufanda de seda gratis! Era la misma marca, la misma bufanda azul que Diego acababa de regalarme. Mi regalo especial no era mds que un obsequio gratuito, obtenido con el dinero que yo misma habia ganado y que habian gastado en los bolsos que ahora Raquel disfrutaba. Me dejé caer en una silla de la cocina, incapaz de sostenerme en pie. La hermosa cena que Diego habia preparado de repente me supo a cenizas. iQué estupida habia sido! Mi propio hijo preferia a la primera mujer de mi pareja y ya no queria que yo fuera su madre, mientras que mi pareja, quien en publico fingia defenderme, en privado me traicionaba sin remordimientos. Habja construido esta familia con mis propias manos. La habia sostenido con mi propio dinero. Nunca me importé que Diego no fuera rico, solo deseaba su amor. Pero ellos me habian drenado por completo. Me habian utilizado, traiciondndome una y otra vez. Me obligué a seguir viendo el video. La voz de la dependienta de la boutique se filtr6 por los altavoces: -iSu hijo es tan dulce! Qué suerte tiene de tener un nifio tan atento. ---- Oscar le sonrefa radiante a Raquel. -jAmo a mi mamé més que a nadie! «Mamép, asi era como tendria que llamarme a mi. Entonces, Diego aparecié en el video. Mi pareja, mi supuesto amor eterno, sonreia orgulloso al ver la escena frente a él "Ese es mi chico -dijo con satisfaccién-. Cuidar de tu madre es sinénimo de ser un verdadero y gran hombre. Cerré el video, pero los recuerdos no dejaban de inundarme. Los primeros dias de nuestro matrimonio pasaban ante mis ojos como una pelicula amarga. Diego habia estado decidido a demostrar que era digno de una pareja como yo, una Jefa de Sanacién. Cada pocos meses surgia un nuevo negocio, una nueva apuesta segura que, segtin él, nos haria ricos. Primero, fue la importacién de hierbas raras para pociones curativas. Tres meses y miles de délares después, descubrimos que el proveedor vendia falsificaciones. Luego vinieron las bebidas energéticas con acénito, la tienda de equipos de entrenamiento para la manada, la farmacia especializada en hombres lobo... Cada fracaso devoraba nuestros ahorros. Pero Diego seguia intentandolo, desesperado por demostrar que era mas que un simple omega que habia tenido suerte al encontrar a una pareja poderosa. Entonces, Oscar era apenas un bebé. Recuerdo haber estado en el supermercado contando monedas para comprar su férmula, ---- mientras otras madres de la manada llenaban sus carritos con marcas premium. Nuestro pequefio lobo nacié débil, necesitaba cuidados especiales y medicamentos costosos. Pero después de otro fracaso de Diego, apenas podiamos cubrir lo basico. Los nifios de la manada eran crueles, como solo los nifios pueden serlo. Todavia recuerdo encontrar a Oscar llorando en su habitacion después de su primer dia de escuela en la manada {Por qué no puedo tener cosas bonitas como los demas, mama? - Su vocecita habia sonado tan rota-. Tomas dijo que mi ropa huele a tienda de segunda mano, Esa misma noche, me inscribi para hacer turnos extras de sanacién. Comencé a aceptar Ilamadas de emergencia a cualquier hora. Hice todo lo que fuera posible para ganar mas dinero El orgullo de Diego no le permitia abandonar sus suefios de construir un imperio. Pero alguien tenia que asegurarse de que nuestro hijo tuviera comida en el plato y ropa decente para no convertirse en blanco de burlas. Mes tras mes, me esforcé hasta la extenuacidn, curando a los hijos de otros miembros de la manada mientras apenas veia al mio. Pero, poco a poco, todo empez6 a mejorar. Mi reputacién como. sanadora crecié. Las llamadas de emergencia pagaban bien. Eventualmente, fui nombrada Jefa de Sanacién, y, por fin, el dinero empezé a llegar. Recuerdo la primera vez que pude comprarle a Oscar ropa nueva, zapatos de marca, los juguetes con los que sofiaba. Sus ojos se iluminaron como la luna Ilena cuando los vio.